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domingo, 3 de diciembre de 2017

Grupo de Teatro "Carpe Díem"

UNA NUEVA AFICIÓN ARTÍSTICA

Aparte de la música, arte que me caracteriza vocacionalmente desde la infancia y se convirtió en mi actividad profesional, otra faceta artística que he desarrollado estos últimos años desde que llegué a Torrijos ha sido el teatro (si bien he dejado de actuar desde hace aproximadamente dos ciclos solares, entre finales de 2015 y comienzos de 2016), actividad que he desarrollado como hobby con el grupo de teatro aficionado "Carpe Díem" desde diciembre de aquel 2006 en que volví a ser torrijeño.

Al atardecer de aquel año, mi amigo Ángel, en uno de los paseos que solíamos hacer y solemos desde entonces regresando a casa -probablemente de la biblioteca, o quizá de un partidito de tenis- me comentó que se había metido como actor aficionado -aunque en ese momento, como principiante- en una compañía de teatro de nuestro pueblo. Poco tiempo después, como unos dos meses más tarde, saliendo ambos de espectadores de un evento -no recuerdo qué era- en el auditorio del Palacio "Pedro I" -nombre que recibe debido a que antiguamente era la residencia de este rey castellano de la Edad Media, siendo reformado recientemente y habilitado para diversas funciones, como ayuntamiento y biblioteca locales, además del mencionado auditorio-, me instó a que me animara a entrar yo también en ese grupo de teatro, pues necesitaban un actor masculino para la obra que iban a empezar a ensayar, el perfil de cuyo personaje encajaba bastante bien con mi carácter. Y quién sabe, me podría gustar y seguir... en definitva, que podía probar, como él, en esto de las artes escénicas.

Y así lo hice. Un domingo de comienzos de diciembre de 2006 me presenté con mi buen amigo en el Aula de la Cultura o Escuela de Música, y me presentó a sus actores y actrices compañeros, los que pertenecían en aquel momento en la compañía y formaban parte del reparto de la obra que estaban empezando a ensayar y cuyo estreno fue todo un éxito en Mesegar (Toledo). el 12 de mayo de 2007, coincidiendo con el festival de Eurovisión de aquel año -el cual no pude ver retransmitido en directo, pero estaba mi hermano Jesús en casa, quien me hizo el favor de estar al tanto para grabarlo en una cinta de VHS-.

Casi todos los actores somos actualmente de la misma edad, más o menos, menos alguno que tiene una década menos. Hace años -mis primeros años en el grupo- había algunos fichajes más que lo fueron dejando; casi todos estos actores y, sobre todo actrices, que no han permanecido desde entonces, eran más jóvenes que la mayoría de los que estamos a día de hoy -de entre 35 y 39 años-.
Los integrantes hoy en día, somos: Noelia -la presidenta- y Paco -su marido, quien actúa con nosotros desde su boda en 2012-, Ángela, Luis Jacinto, David -hermano de Noelia y cuñado de Paco; uno de los jóvenes-, Sergio Félix -el otro joven-, Natalia y yo. Se puede decir que a día de hoy sigo siendo integrante del grupo; pero en la última obra, -"Olvida los tambores", de Ana Diosdado-, la cuál se ha ensayado e interpretado durante los dos últimos años, no he actuado yo por circunstancias personales.


Obras representadas.

Estas son las obras que he interpretado con el grupo aficionado de teatro "Carpe Díem" de Torrijos:

-"Un marido de ida y vuelta", de Enrique Jardiel Poncela (2007),
-"Panorama desde el puente", de Arthur Miller (2008),
-"Los árboles mueren de pie", de Alejandro Casona (2009),
-"Las mujeres los prefieren pachuchos", de Alfonso Paso (2010),
-"La ratonera", de Agatha Christie (2011-12),
-"La importancia de llamarse Ernesto", de Óscar Wilde (2013) y
-"Todos eran mis hijos", de Arthur Miller (2014-15).

De la primera obra, "Un marido de ida y vuelta", tengo un gran recuerdo. Fue mi primera experiencia en teatro. Yo interpretaba el papel del señor Díaz, el mayordomo, que era bastante gafe, y siempre se sentía culpable de las desgracias que ocurrían en escena. Mi debut fue muy bien; también debutaba Ángel, mi amigo, claro, que hacía el papel del protagonista. Es una obra entretenida; una comedia en la que tienen cabida el más allá, las apariciones y los espíritus..., pero siempre acompañado de buen sentido del humor.

La segunda obra, "Panorama desde el puente", no tuvo mucha historia. Es una obra breve, la cuál tuvimos que ensayar sólo dos o tres semanas antes de su interpretación. 

"Los árboles mueren de pie" es una obra de humor. En ella yo tuve un papel sencillo, el de un pastor noruego, que sólo aparece un par de veces en el primero de los tres actos de la obra.

"Las mujeres los prefieren pachuchos" es otra comedia en la que destaca la figura esquelética de Deogracias, motivo de gracia frecuente en el público. Yo encarno el personaje del doctor Sesúmaga, un papel no tan breve, quien aparece en escena creo que en el tercer acto, cuya labor es diagnosticar a un enfermo y recetar algunos medicamentos y remedios para evitar un posible contagio. Poco más recuerdo si hace.

Cartel propagandístico de la obra "Las mujeres los prefieren pachuchos", de Alfonso Paso, interpretada por el grupo de teatro aficionado "Carpe Díem".

"La ratonera" es, sin duda, nuestra mejor obra, por lo menos desde que yo pertenezco al grupo, y de la que hemos recibido más felicitaciones por parte del público. Pieza teatral exquisita de Agatha Christie, la maestra británica del suspense y misterio, la cuál desde el primer momento empezamos a ensayarla con un entusiasmo quizá mayor que las anteriores, porque el hilo de la obra nos inspiraba a detenernos en muchos detalles que harían más vistoso y ameno al público la buena comprensión de todo lo que ocurre en escena en sus pormenores. Yo hice el papel del comandante Metcalf, un personaje que da qué pensar por ser o no el autor del asesinato que se está investigando desde el comienzo de la obra.

Cartel publicitario de la obra "La Ratonera", de Agatha Christie, interpretada por el grupo de teatro aficionado 
"Carpe Díem".

"La importancia de llamarse Ernesto" es otra curiosa comedia ambientada en la París del siglo XVIII, en pleno esplendor francés, con el ambiente refinado de la época. Como el título deja intuir, algo hay detrás de ese nombre de varón, que a lo largo del desarrollo de la obra se convierte en objeto de mentiras y falsas identidades personales, lo que da la gracia a esta enredo, en cuyo desenlace se aclara todo de forma muy original y tiene su guinda en el doble sentido de la última palabra.

Cartel publicitario de la obra "La importancia de llamarse Ernesto", de Óscar Wilde, interpretada por el grupo de teatro aficionado "Carpe Díem".

Novedoso en Carpe Díem fue la última obra en que yo he actuado, "Todos eran mis hijos", por tratarse de un drama, género que antes nunca habíamos llevado a escena (casi siempre en este grupo se han interpretado comedias, salvo en escasas excepciones). Novedoso fue sobre todo para mí, y comprometedor, pues se me ofreció encarnar el papel de más peso de la obra, el de George, personaje de gran temperamento; ésto suponía para mí un reto, pues antes mis personajes habían sido secundarios o no tan importantes. Muy dramática esta obra, la cual pudimos apreciar que no atraía tanto el interés del público torrijeño como las comedias.

Cartel publicitario de la obra "Todos eran mis hijos", de Arthur Miller, interpretada por el grupo de teatro aficionado 
"Carpe Díem".

Por último, sin mí en el reparto -por circunstancias personales como he dicho más arriba-, estos dos últimos años se ha ensayado y representado "Olvida los tambores", de Ana Diosdado. Una comedia entretenida en la cual pude ver, como miembro del público, a mis compañeros y amigos actuar sin mí en octubre de 2016 en el III certamen de Teatro Aficionado de Torrijos que desde 2014 se lleva celebrando en el Palacio Pedro I.


La papeleta de actor.

Como actor aficionado de teatro, tres son los ámbitos básicos en los que hay que trabajar:

1.- Estudiar el papel de un obra previamente elegida con el consenso de todos los actores y actrices y asignación de los personajes a cada uno de ellos. A veces asistimos todos -o quienes podamos- a una representación profesional de la obra elegida -en Madrid normalmente-, para fijarnos especialmente en los detalles del personaje que a cada uno le ha sido encomendado, y así tener una referencia visual directa y no sólo el guión escrito. De esta manera entenderemos mejor la intencionalidad del autor. Hay que sacar tiempo en casa para dedicarlo a la lectura y estudio minucioso de los detalles del guión, y tratar de llegar al espíritu del personaje; salir con ese talante en escena.

2.-Ensayos periódicos. Nosotros lo hacemos habitualmente una vez a la semana. En los primeros ensayos prácticamente sólo leemos. Poco a poco, en los sucesivos ensayos nos vamos ubicando progresivamente en el escenario y habituando a los movimientos, miradas, gestos, tono de voz y todo tipo de detalles expresivos, tanto corporales como vocales. Siempre atentos a las recomendaciones que nos hacemos unos a otros respecto a sus observaciones. Todos podemos aconsejarnos unos a otros; toda opinión es acogida y ponderada entre todos. A veces se ensaya un acto concreto; otras, toda la obra entera, o dos de los tres actos... siempre dependiendo de cómo vaya saliendo, la disponibilidad de los actores y el tiempo disponible.

3.-Actuaciones. Éste es el objetivo que se consigue como producto de todo lo anterior. Cuando llega el día de actuar, tenemos que ir mentalizados y relajados; dispuestos a poner toda la carne en el escenario.
Pero primero viene lo más cansino y más pereza da. Me refiero al ritual de montar y desmontar el escenario antes y después de actuar. Cada vez que tenemos una actuación, debemos ir a la hora acordada a la sede donde tenemos todo el mobiliario, vestuario, paneles, accesorios y demás cosas necesarias para decorar el escenario; tenemos que ir subiendo y bajando escaleras de las habitaciones en que todo ello está al camión, autobús o coches en que vayamos a ir. Luego, al llegar al lugar donde hemos de actuar, nos recibe algún responsable del evento (normalmente el concejal de cultura de tal localidad) y nos conducen al auditorio. Entonces tenemos que ponernos manos a la obra: llevar todo lo señalado antes desde el camión al escenario y dedicarle varias horas para montarlo y adornarlo adecuadamente entre todos. Mientras tanto también charlamos, bromeamos, hacemos algún descansito para comer y charlar y bromear más tranquilos; luego seguimos manos a la obra mientras algunos aprovechamos también para dar un rápido repaso al papel... 

Y así se va acercando la hora de la actuación; mientras damos los últimos retoques al decorado y ya se va escuchando el rum-rum del público que, tras las cortinas del escenario que están a punto de abrirse para dar comienzo a la representación, va ocupando sus localidades, nuestros nervios van en aumento hasta el momento de juntarnos todos los actores y apiñarnos, juntas nuestras manos, para dar nuestro último grito de guerra declamando: "CAR - PE - DÍ - EM". Pocos instantes después un responsable realiza la presentación de la obra ante el público, sobre el escenario y, a continuación... se abre el telón. Público a disfrutar. Actores a sufrir -al menos yo...-.


Más allá del escenario.

Mis compañeros de Carpe Díem son, sobre todo, amigos. Hay muy buen rollo entre todos los miembros del grupo. Somos buenos amigos. Desde mi ingreso en él hace casi ya once años, habitualmente quedábamos para tomar algo después del ensayo, al caer la tarde dominical. A lo largo de estos años he ido conociendo también a los familiares de mis compañeros, sobre todo a fuerza de irles viendo repetidamente en los lugares donde hemos ido a actuar; pues al acabar cada actuación nos felicitan, charlamos, etc.

Cabe señalar las experiencias y anécdotas que hemos vivido viajando a uno y otro pueblo, de actuación en actuación.
Una muy divertida que no se me olvida fue hacia el año 2010 ó 2011, de regreso a Torrijos al salir del pueblo donde habíamos actuado. Íbamos en coche; Ángel conduciendo, yo delante a su lado, y Ángela y creo que Félix detrás. Ángel empezó a coger cierta velocidad al salir de aquel pueblo, no recuerdo cuál, y vemos a unos agentes de tráfico como en medio de la carretera haciendo unos ademanes que no entendíamos, pero la vista fue muy rápida; creíamos que no iba por nosotros, pero cuando Ángel lo pasó cayó en la cuenta de que sí y redujo la velocidad y paró lo más pronto que pudo. Se acercó el agente de los ademanes raros y, bajando Ángel el cristal nos reprendió diciéndonos que habíamos ignorado sus señales, que aquéllo no estaba bien... y que a dónde íbamos y de dónde veníamos. Entonces le dijimos que veníamos del pueblo, donde habíamos actuado esa noche pues éramos actores de un grupo aficionado de teatro y regresábamos a Torrijos. No sé si nos llegó a creer, pero le hizo buscar toda la documentación de conducir a Ángel -que encima no lo encontraba, o tardó un poco-. Luego, siempre con tono amenazante, dijo que tenía que hacer a uno la prueba de alcoholemia: "el copiloto" -dijo-; o sea, yo. Salí del coche y me dijo que le enseñara el bolso que llevaba y le mostrara qué llevaba en su interior; lo más gracioso es lo que de hecho llevaba: algún que otro rosario, libritos religiosos, agua bendita... y una botella de agua. El agente no sé si daba crédito a lo que veía o no, pero el caso es que a partir de ese momento creo recordar que su tono de voz cambió drásticamente; se quedó bien sereno... (a todo esto, los tripulantes de la retaguardia, Ángela y Félix, se estaban partiendo de risa, y cuando hablaba con Ángel y miraba hacia ellos se trataban de controlar esas risas. Pocos minutos más tarde, más calmado, y después de cotejar la documentación que finalmente Ángel encontró, nos dio el visto bueno y nos dejó marchar. Es muy probable o casi seguro que el coche de Ángel en que íbamos fuera el de su hermana Elena, en tal caso, bueno hubiera estado que el agente hubiera leído lo que ponía en letras grandes en su cristal trasero: "Virgen auxiliadora, virgen viajera, protégenos en la carretera" -o algo así-.

Todos los años, por Navidad, celebramos una cena sufragada por la compañía. Otras veces, en lugar de la cena, también en navidades o en otro momento del año, vamos al teatro a Madrid a disfrutar nosotros como espectadores y fijarnos en los actores para aprender de ellos. Normalmente, la obra que cada vez hemos ido a ver ha sido la recién elegida como la próxima para empezar a ensayar.


Además, como digo, la vida de un grupo de teatro forja amistad entre los actores miembros, pues son muchas las horas que se comparten en entre ensayos, actuaciones, etc. La misma actividad fomenta el contacto, la comunicación, la cercanía... y en nuestro caso, una buena amistad. En las bodas de alguien del grupo -hasta ahora, las de Paco y Noelia, y David y Silvia -ésta no es actriz pero ha venido a todas las actuaciones y siempre está dispuesta a ayudar en lo que sea necesario-, siempre nos han invitado a todos los compañeros. En estas dos bodas además lo hemos pasado muy bien; especialmente tengo un gran recuerdo de la primera, en la que, además, fui organista acompañando a una soprano -Virginia, excompañera de la Universidad- en la ceremonia.

También, sobre todo últimamente, quedamos con bastante frecuencia los fines de semana Paco y Noelia -y su pequeño Íker, que dentro de dos meses cumplirá dos añitos-, Natalia y su marido José Luis y otra pareja, Edu y Conchi -y su pequeño Diego, de diecisiéis meses; amiguito de Íker- y yo. Solemos ir a tomar algo y hablar de cómo nos va y pasar el rato. Paco, desde hace unos cinco años a esta parte -desde que se casó-, se ha mostrado muy atento conmigo ayudándome y aconsejándome sobre otros temas profesionales de nuestras carreras y posibles salidas profesionales -oposiciones-, además de para sacar el título de B2 de inglés que ahora tengo. Se ha portado durante algún tiempo conmigo -como él mismo dice- como mi ángel de la guarda.


1 comentario:

  1. Hola Jorge! Recuerdo cuando fui a ver vuestra obra "La Ratonera". Me encantó. Estuvisteis todos muy bien. Yo la había leído hacía muchos años y no me acordaba bien del argumento, por lo que me dejé llevar por la historia y vuestras interpretaciones y disfruté mucho. Me encantaría volver a verte en otra obra. A ver si te animas a retomarlo. Un abrazo.

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