A día de hoy, 2 de julio de 2016, tengo 37 años y me gustaría empezar una nueva vida, dejando atrás diversos malos hábitos y experiencias. Abrir, pues, nuevos horizontes y esperanzas, basados y cimentados en la confianza en una sana fe en Jesucristo y en su mensaje de Salvación.
Si bien en otro epígrafe hablo de la importancia que en mi vida desempeña la música, más importante es o creo que debe ser poner toda mi confianza y fe en Dios, Creador del mundo y de nosotros mismos, cuyo mensaje para los cristianos se sintetiza y llega a su plenitud en el testimonio de Jesús de Nazaret, su Hijo, y nuestro Salvador; mensaje que a su vez nos va recordando día a día su Espíritu Santo mediante sus revelaciones e iluminación a todos los hombres de buena voluntad con un corazón abierto al bien y a la verdad.
Uno de mis versos preferidos versos de la Biblia es éste:
Jn 3,16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en en Él cree no se pierda, más tenga vida eterna".
Ver la película cristiana "Jesús"
Jn 3,17: "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él".
La Biblia, que es la recopilación de libros que la Iglesia considera como "luz" de la revelación de Dios a su pueblo y a los cristianos a lo largo de su historia, culmina y da todo su pleno mensaje en la doctrina de Jesucristo, el Hijo de Dios, que pasó por este mundo hace alrededor de dos mil años.
Con sus palabras, obras y ejemplo de vida, Jesús mostró (y esa muestra ha quedado escrita en los Evangelios, o sea, la "Buena Nueva" -o "buena noticia", parte central del Nuevo Testamento y la Biblia-) que su mensaje viene de Dios, y este mensaje es la buena noticia de que Él ha venido a salvarnos, por medio de la fé en Él y en el cumplimiento de su mandato: "Amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a uno mismo" (síntesis de la Ley judía predecesora), al que Él da plenitud con un mandamiento nuevo: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado" (o sea, mediante la fé en Él, seguir su ejemplo, estar dispuestos a dar la vida por los amigos y por el prójimo.
Así, según mi parecer, la voluntad de Dios y el mensaje de Jesús es que amemos a Dios con toda nuestra mente, alma, fuerza y ser, y a nuestros hermanos -prójimo- como a nosotros mismos (base de convivencia social). Y tener presente, dentro de lo posible, y siempre como un designio misterioso, imitar a Cristo obedeciendo a ese nuevo mandamiento que instituyó en la Última Cena: "Amarnos los unos a los otros como Él nos amó"; sin miramientos ni condiciones, sin medida, con corazón, hasta la muerte si fuera necesario, por amor.
Debemos comprender que el verdadero amor (voluntad de Dios, mandato primordial) reside en lo que hizo Jesús -dar la vida por los hombres- (tenerle a él como modelo de vida, aunque no lo entendamos todo y tengamos dudas; con fé, pues el Espíritu Santo, nuestro aliado y consolador, que nos vivifica y anima, siempre revela cuestiones -y cosas que hoy no entendemos- poco a poco, a su debido tiempo, según el plan de Dios, ).
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