Vistas de página en total

lunes, 24 de julio de 2017

España

SENTIMIENTO PATRIÓTICO


Mi idea de España y de pertenencia a un país, mi conciencia de identidad nacional surgió progresivamente, entre los cuatro o cinco años, y mi buena memoria retiene recuerdos como:

        -la inscripción del nombre de España en las monedas de las antiguas pesetas a principios de los años 80, 
        -el himno nacional en la TV en algún acto en que intervenía el rey D. Juan Carlos de Borbón, diciéndome mi abuelo Modesto: "mira, Jorge, el rey, el himno de España y la bandera" (haciendo click en estos enlaces, se accede a mi entrada "Himno de España", de mi blog "Poemas y Canciones").
        -mi conciencia geográfica de que vivía en Torrijos, un pueblo de la provincia de Toledo; y sabía que esto de Toledo debía pertenecer a un espacio geográfico mucho mayor, delimitado por fronteras de otros, que por noticias de la tele, mapas del tiempo probablemente, etc. -aunque en aquella edad no prestaba mucha atención-, debía ser aquéllo que los mayores y en la tele llamaban España, junto al nombre de la capital, Madrid, sede de torrespaña, y nombre, junto al de Barcelona, que salía en las primeras páginas de casi todos los libros.
        -un partido de baloncesto entre España y la U.R.S.S. que vi con mi hermana Mary y mi hermano Jesús -que estuvimos cerca de ganar, forzando la prórroga empatando a 74 en los últimos instantes del tiempo reglamentario con una canasta de Jiménez (en el tiempo extra nos vapulearon llegando los soviéticos a sobrepasar el centenar de puntos)-.


Ya viviendo en Benidorm, a los siete años, mi tía, al regresar de un viaje a Andorra, me regaló unos mapas transparentes de España, de ésos que se superponían, uno con las provincias y sus capitales, otro con los sistemas montañosos y cordilleras, y otro con los ríos y afluentes. Así es como me empecé a familiarizar con la geografía de mi país.

*Canción con mapa de las provincias de España, para niños.

Y por aquellos días, era el mundial de baloncesto de 1986, que tenía como sede España; así que, aquel verano, justo cuando mi hermano Ángel regresó de EE.UU. y otro hermano, Jesús, fue para allá, yo empecé a familiarizarme con el baloncesto como mi deporte favorito hasta entonces pero sobre todo, con algunos de los nombres de países más destacables del mundo y, al terminar el campeonato -en el que España fue 5ª-, empecé a consultar atlas de geografía y mirar un globo terráqueo a escala de estudio que teníamos por casa y a asimilar mejor la de nuestro país y de paso sea dicho la de todo el mundo, aprendiéndome los nombres de casi todos los países y sus capitales y su situación geográfica, aparte de observar datos en los apéndices como su población, extensión, economía, recursos minerales y naturales, etc. y los colores de sus banderas. 

Fue a partir de entonces cuando empecé a sentirme identificado con España y, en años sucesivos, empecé a interesarme por el papel que desempeñaba nuestro país en las diferentes competiciones deportivas, como campeonatos del mundo o europeos de fútbol y sobre todo baloncesto, los Juegos Olímpicos, espectáculos televisivos como el programa-concurso europeo "Juegos sin Fronteras" y muy especialmente, Eurovisión, el festival de la canción europeo a cuya pasión ya he dedicado otra entrada de este blog.

Empecé a desarrollar una obsesión, aunque también un hobby, como era el de apoyar a mi país por llegar cada vez más lejos en las competiciones deportivas, para que nuestra España fuera mejor vista internacionalmente a la luz de sus resultados deportivos. Pero esta obsesión se encuadra en el marco de la autoimagen que yo iba teniendo de mi país en el tiempo presente y a lo que me habían contado que había sido hace siglos, llegando a ser un imperio y decayendo progresivamente hasta llegar a ser, como era actualemente, un pequeño y modesto país recién salido de estar en vías de desarrollo en las últimas décadas y tratando de equipararse, a duras penas, con el resto de países de su entorno. Le pedía al Creador del Universo, a mi manera, que España fuera un país "como los demás" y que no nos vieran los extranjeros a los españoles, como a veces había oído decir, como inferiores, subdesarrollados, rudos o analfabetos.

Parecía que mis sueños se hacían realidad -y aún hoy puedo decir que así fue, como que Dios me escuchaba- y, un caluroso día de principios de junio de 1989, y ante mis propios ojos y los de toda mi familia -y probablemente, los de casi toda España- ante el televisor, vi emocionado como una jovencísima tenista española se revolcaba sobre la tierra de la pista central del torneo de tenis de Roland Garros, para celebrar su triunfo, el primero de una mujer española en uno de los cuatro grandes anuales -y ante la número uno mundial por aquel entonces, la casi imbatible alemana Steffi Graf- en la final más larga de su historia hasta la fecha; aún me acuerdo cómo el comentarista decía "dos horas y cincuenta y ocho minutos de partido".


A partir de entonces, me hice un fan de Arantxa Sánchez Vicario hasta el extremo de aprender cómo se juega al tenis, todas sus reglas, y conseguir que mi tía me regalara mi primera raqueta mi siguiente cumpleaños, a mis 11. Amén de seguir todos los resultados que Arantxa iba alcanzando en casi todos los torneos que jugaba y aprenderme el nombre de muchas, muchísimas, de las rivales con las que se enfrentaba -a veces realizaba listas con estos nombres, y al cabo de menos de dos años, al hacer alguna de estas listas, el número de jugadoras enumeradas superaba con creces los cien-.

Esta pasión por Arantxa sustituyó al baloncesto y se convirtió en el principal eje de mi atracción por el deporte español desde aquel 1989 hasta su retirada, en diciembre de 2002. Pero, por supuesto, seguía con interés por las retransmisiones de TV, o por el Teletexto de TVE, las participaciones de España en mundiales y europeos de casi todos los deportes de equipo como, aparte del baloncesto, balonmano, waterpolo, hockey sobre patines, y claro, cómo no, fútbol. Hacía mis anotaciones a papel y bolígrafo a menudo con los resultados de los partidos y mis listas de clasificaciones y emparejamientos de eliminatorias hasta las finales. Verdadera obsesión. 

Pero sí, parecía que Dios me escuchaba, cuando en 1992, en los JJ.OO. de la XXV Olimpíada celebrados en Barcelona, precisamente en nuestro país, España consiguió la mejor clasificación de su historia en el medallero, terminando en sexta posición (aún recuerdo que fueron 22 medallas; 13 de oro, 7 de plata y 2 de bronce), consiguiendo casi tantas medallas como todas las que había logrado en el cómputo global de todas las ediciones de los Juegos anteriores en la era moderna. Si me pongo a recordar, casi podría decir en qué disciplina fue y qué deportista logró cada medalla. 


Desde luego parecía un sueño hecho realidad, ya que se comentaba en prensa y televisión que los Juegos fueron un éxito tanto organizativo como en su desarrollo y cumplimiento de expectativas, y que habían acaparado la atención de prácticamente todo el planeta durante 16 días y que, junto a la Expo'92 de Sevilla (que sobrepasó la cifra de 42 millones de visitas, superando ampliamente los pronósticos) y Madrid como capital europea de la Cultura, estos tres acontecimientos habían supuesto que España se hubiera convertido durante aquel año emblemático de 1992 -que suponía el V centenario de la fundación de nuestro país como nación, junto al descubrimiento de América por honor a los Reyes Católicos- en el escaparate y centro de atención del mundo.

Musicalmente, esto de las competiciones deportivas y los Juegos Olímpicos, tienen el aliciente de la interpretación de los himnos nacionales, bien antes de comenzar un partido o bien al finalizar una final, en homenaje al país vencedor. Fue gracias a estos JJ.OO. de Barcelona que empecé a perfeccionar en piano mi versión del himno español, por la armonía que escuchaba en la versión que la organización de los juegos había establecido. En concreto, perfeccioné mis versiones de los himnos estadounidense y español, y aprendí el alemán. Y por supuesto, también aprendí el himno olímpico, muy bonito para mi gusto, por cierto.

*En los últimos años he compuesto, además, dos letras para nuestro himno. Se pueden ver en mi otro blog "JJ'sblog-canciones". Click aquí para ver directamente estas letras.

A partir de aquel verano, que supuso un punto de inflexión en mi vida porque terminé los estudios de E.G.B. y empecé en el instituto, así como que terminé el grado elemental de piano y continué estudios en el Conservatorio de Alicante, continué siguiendo a Arantxa, y cómo España cosechaba cada vez mejores resultados en diversos deportes.

Por otro lado, en cuanto al panorama político nacional, solían llegar noticias de que España había evolucionado más rápidamente en las últimas décadas que otros países europeos; si bien España aún estaba en la cola en la mayoría de estadísticas de países en la por entonces C.E, (hoy Unión Europea), ya no se oía que fuésemos considerados como país "poco desarrollado". Ahora el problema lo veía yo en el creciente nacionalismo catalán y vasco (mucho más creciente el catalán que el vasco, más uniforme). Dejé de ser fan del Barça y me hice madridista (pero nunca he sido un ferviente seguidor de la Liga española, aunque sí de las competiciones europeas en las que, por cierto, también íbamos cosechando cada vez mayores éxitos). Me daba mucha lástima que, después del éxito de los JJ.OO. y los acontecimientos del 92 en general, España tuviera problemas ideológicos internos, aunque muchos de éstos se remontan a siglos ha.

En fin, el caso es que, ya en el siglo XXI, España llegó a convertirse en una de las diez primeras potencias económicas del mundo (ya en tiempos de Franco llegamos a ser novenos). A principios de este siglo, especialmente en el año 2004, año del fin del gobierno de Aznar y comienzo de la legislatura de Rodríguez Zapatero, España vivió uno de sus mejores momentos políticos y económicos -con excepción del problema de los nacionalismos-. Con la llegada de la crisis, en 2008, España ha acusado ésta bastante.
Otro dato importante desde mi punto de vista es el aumento demográfico. España, desde 1999, ha sobrepasado la barrera de los 40 millones de habitantes y a día de hoy en 2017, somos ya 47 millones de españoles, debido a la gran inmigración experimentada, especialmente de magrebíes, rumanos y sudamericanos.

Y en el terreno deportivo viene lo mejor. En lo que va de siglo XXI, España es, desde mi punto de vista, el país cuyos deportistas lo ganan "casi todo". Si en aquel mundial de baloncesto de 1986, al ver a España quedar quinta, soñaba con que algún día viera a mis compatriotas al menos subir al podio, no imaginaba que, en efecto, los colores de la bandera y el himno de mi país estuvieran asiduamente en lo más alto de las grandes citas deportivas mundiales en los últimos años:

- Campeones del mundo de Fútbol (Sudáfrica, 2010).
- Campeones de Europa de Fútbol (Austria y Suiza, 2008; Polonia y Ucrania, 2012).
- Campeones del mundo de Baloncesto (Japón, 2006).
- Campeones de Europa de Baloncesto (Polonia, 2009; Ucrania, 2011; Francia, 2015).
- Campeones del mundo de Balonmano (Túnez, 2005).
- Campeonas del mundo de Waterpolo (fem.) (España, 2013).
- Campeones de la Copa Davis de Tenis (España, 2000; EE.UU., 2004; y alguna vez más).
 - Rafael Nadal, decacampeón del torneo de tenis de Roland Garros (2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014 y 2017); campeón de Wimbledon (2008 y 2010): campeón del Open de Australia (2009) y campeón del Open de Estados Unidos en otras dos ocasiones.
- Garbiñe Muguruza, campeona de Roland Garros (2016) y campeona de Wimbledon (2017).
- Automovilismo: varios campeonatos mundiales logrados por Fernando Alonso.
- Motociclismo: Campeonatos mundiales logrados por Alberto Bautista, Sete Gibernau, Marc Márquez, Jorge Lorenzo y algunos más.
- Ciclismo: Varios Tours de Francia logrados por Alberto Contador (2007 y algún otro más). Algún Tour más por otro ciclista que ahora no recuerdo (Samuel Sánchez o Freire, quizá).
- Carolina Marín: campeona del mundo y olímpica de Bádmington (creo que en 2014).

Estos son algunos de los éxitos más representativos del deporte español en lo que va de siglo, a los que hay que sumar el excelente papel desempeñado por los deportistas españoles en los Juegos Olímpicos a partir de Barcelona'92, consiguiendo en cada cita olímpica siempre más de 10 medallas y figurando siempre, al menos, entre los 25 países mejor clasificados. Desde aquéllos nuestros JJ.OO. de 1992, puedo destacar estos éxitos:

- Campeonas Olímpicas de Hockey Hierba (fem.), (Barcelona, 1992).
- Campeones Olímpicos de Fútbol, (Barcelona, 1992).
- Campeones Olímpicos de Waterpolo, (Atlanta, 1996).
- Campeón Olímpico de Tenis, Rafael Nadal (Pekín, 2008 y Río de Janeiro, 2016).
- Campeona Olímpica de Bádmington, Carolina Marín (Río de Janeiro, 2016).
- Campeón Olímpico de 1500m. -Atletismo-, Fermín Cacho (Barcelona, 1992).
- Campeón Olímpico de 20Km. Marcha -Atletismo-, Daniel Plaza (Barcelona, 1992).
- Campeona Olímpica de Salto de Altura -Atletismo-, Ruth Beitia (Río de Janeiro, 2016).
- Campeón Olímpico de 200m. Espalda -Natación-, Martín López Zubero (Barcelona, 1992).
- Campeona Olímpica de 200m. Mariposa (creo) -Natación-, Mireia Belmonte (Río de Janeiro, 2016).
- Campeón Olímpico de Ciclismo en Ruta, Olano (Atlanta, 1996).
- Campeón Olímpico de Ciclismo, Contrarreloj, Miguel Induráin (Atlanta, 1996).
- Campeonas Olímpicas de Gimnasia Rítmica, (Atlanta, 1996).
- Campeón Olímpico de Remo, David Cal (Atenas, 2004).
...
y un largo etcétera; amén de numerosas medallas de plata y bronce (las anteriores, por ser campeones, son obviamente de oro).

Los españoles nos hemos convertido en unos "campeones".



No hay comentarios:

Publicar un comentario