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sábado, 30 de mayo de 2020

Una Madre

MAMMA MIA

*Vídeo-Clip del grupo ABBA interpretando una de sus canciones más populares: "Mamma Mia".


Hoy no es el día de la madre, pero es un día que he pensado de manera especial en la mía. Madre no hay más que una; aunque bien es cierto que yo soy de los que, firmes en nuestra fe, creemos que además de la biológica tenemos "la otra" del cielo. Y no sé yo si llamar a esta última así, "la otra". Realmente pienso que Nuestra Señora es "la una"; pero comparte esa titularidad con la natural. "Tengo dos madres, mamá y la del cielo", como creo recordar que me enseñaron a decir de niño. Pero, creo que las dos son igual de importantes, humanamente.

Cuando pienso en la Virgen María, y sobre todo últimamente, pienso que la mejor manera de estar unido a ella y pensar en ella es considerarla como la propia madre terrenal. Creo que es reflejo de la nuestra, y es también la nuestra. Luego, por supuesto, tiene sus atributos únicos y propios de Ella, pero la mejor manera de entender su presencia en nuestras vidas, por lo menos yo mismo, es atribuirle lo mismo que a nuestra madre de aquí.

UNA MADRE

La de "Acá"

Pienso que una madre es lo más grande que cualquier persona tenemos o hemos tenido en la Tierra, después de la misma propia vida. La madre es la primera persona que te conoce en la vida, compartiendo su propio cuerpo para albergar tus primeros nueve meses de existencia, y llevándote consigo, en su vientre, a todo lugar al que ella va. Es la primera persona con que tenemos contacto.

Click en este enlace para ver mi poema dedicado "A mi madre", de mi blog de poemas y canciones.

Me imagino cómo, en esos primeros nueve meses de vida, oímos su voz, sus latidos de corazón, su pulso, y con lo cual, nos familiarizamos con sus momentos de relajación, tensión, preocupación, tranquilidad, nerviosismo, miedo, alarma, alegría... pues claro, cualquier respuesta de la madre a los diversos estímulos que recibe, es percibida por el ser que mantiene en su seno, y este ser sufre las consecuencias de las reacciones de la madre. La madre "contagia" en todo momento sus vivencias, reflejadas físicamente en su organismo y transmitidas así a su hijo, a través de las sensaciones corporales. La verdad es que es asombroso cómo Dios ha diseñado la forma de concebir a un hijo y cómo es su primera acogida en el mundo en el seno materno.

La madre es nuestro primer apoyo, pilar y sustento. Toda madre, de forma natural, acoge con alegría y ternura a un hijo. Triste es pensar en aquellas que, impulsadas por los motivos que fueren, optan por recurrir a abortar la vida que Dios les ha hecho concebir. No voy  a entrar en este terreno, pero sólo menciono que para llegar a hacerlo, la madre no va sino, forzosamente, en contra de la naturaleza, o por lo menos, eso lo que me dice mi lógica y la de muchos (pienso, en realidad, que la de todo ser humano en su sano juicio).

El amor tiene muchas vertientes y se puede considerar desde muchos puntos de vista. Pero creo que en el sentido de cariño, ternura y celo, el de una madre hacia su hijo es el más puro y natural. Ésa es la palabra, amor "natural", el que se establece por el vínculo del nacimiento, es por excelencia y exclusividad el de madre-hijo.


Como músico, me gusta pensar en el hecho de que la primera voz que escuchamos y con la que siempre nos mantenemos familiarizados toda nuestra vida, es la de la madre. Muchas de las sensaciones que experimenta la madre de las descritas en el segundo párrafo de esta entrada vienen acompañadas de su voz normalmente, según sea su voluntad de expresarse o no en tales momentos. Los bebés, en el seno materno, cuando ya van teniendo un mínimo de inteligencia, empiezan en los meses de embarazo a asociar la voz de su madre con las diferentes sensaciones que como feto recibe. Madre-hijo empiezan ya a comunicarse de manera instintiva en estos meses. Es bonito. Es una etapa decisiva para el desarrollo del oído musical. Los buenos músicos, o los que, gracias a Dios, hemos sido dotados de este sentido musical, empezamos a sentir nuestra vocación musical, nunca mejor dicho, escuchando y discriminando los sonidos producidos por la voz materna durante esta primera etapa de nuestra vida.

Una madre. Una madre siempre espera, perdona y ama a sus hijos. Una madre está siempre dispuesta a darle lo mejor a sus hijos. Lo llevan inscrito en su propia naturaleza. No dudan ni vacilan en proveer lo mejor para ellos, privándose ellas mismas de algún capricho o incluso necesidad para satisfacer en primer lugar las de sus hijos.

La de "Allá"

*Vídeo de la canción "Una Madre no se cansa de esperar"

Y la Madre de Dios, la madre de todos los hombres, es como la madre de cada uno. Atenta siempre a las necesidades de sus hijos para pedir al Padre en intercesión por ellos. Nuestra Madre celestial es además nuestra compañera incondicional en nuestro caminar en esta vida. Una madre nunca abandona a sus hijos; aunque éste quisiera abandonarle a ella, pienso que diría: "No seas tonto, déjame estar a tu lado; aunque quieras dejarme a un lado, yo siempre estaré pendiente de ti, en vilo por ti. Así son las madres; así es Nuestra Madre.

Click en este enlace para ver dos poemas míos dedicados "A la Virgen", de mi blog de poemas y canciones.

Y Dios quiso venir al mundo como hombre, nacido de mujer (pero no de varón). ¿Por qué será? Pienso que porque sin padre quizá se pueda pasar, pero no sin madre. Para venir al mundo encarnado en hombre, Dios necesitaba una madre, pero no un padre terrenal. En este sentido, Jesús, celestialmente, es Hijo de la Virgen María y de Dios Padre, y terrenalmente, hijo de la Virgen María y del Espíritu Santo (en lugar de varón).

María, Nuestra Madre, está siempre dispuesta a interceder por cada uno de nosotros. Pienso que, como buena Madre, y en este caso la más buena y más Santa, intuye y sabe lo que hay en nuestro corazón y pide al Padre por lo que necesitamos, incluso sin pedírselo directamente nosotros. Pero escucha a nuestro corazón, nuestros pensamientos, nuestros anhelos, y le pide, intercediendo a nuestro favor, al Padre, para satisfacer ciertos deseos (aquéllos que el Padre considera legítimos conceder). Tal y como cualquier madre hace por sus hijos pidiéndole a su marido, el padre, en favor de ellos, intercediendo por ellos.


Después de haber intercedido por su Hijo toda su vida, María, al pie de la Cruz de su Hijo en el Calvario, llegando su hora de partir de este mundo y entregar su Espíritu al Padre, recibió su propia orden de ser Madre de su Apóstol amado, San Juan, haciendo extensiva esta titularidad de Madre a toda la especie humana: "Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu Madre". Y añade el texto evangélico: "Y Juan la recibió como algo propio desde aquella hora", como su propia madre. Desde aquel momento, podríamos decir que la Virgen María se convirtió en Nuestra Madre. Llegó el momento en que iba a empezar a interceder por todos nosotros al Padre.

Según el libro "El Evangelio Secreto de la Virgen María", el cual me encanta, Jesús, antes de su hora, advirtió a su Madre, que serían muchos, por no decir todos los hombres, quienes le pedirían con fervor e insistencia favores a ella y presentarían sus cruces y sus cargas sobre sus manos maternales, las cuales, "debería tener siempre abiertas dispuestas a acogerlas y presentarlas al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, para atenderlas". Recomiendo este libro a todos; especialmente a aquellos practicantes de nuestra religión cristiana, y más aún si son devotos a la Virgen y acostumbran a pedirle favores y gracias.

Jesús es el camino, el puente entre la humanidad y Dios. Y también la Virgen es puente entre Jesús y el resto de los hombres. Para que podamos decir aquello de "a Dios por Jesús, y a Jesús, por María.


¿Hay algo que una madre no quiera hacer por sus hijos? Por su Hijo Jesús, María quiso convertirse en Madre de todos los hombres, y desde entonces, por todos nosotros sus hijos, María quiere ayudarnos y acompañarnos en nuestro camino hacia Jesús y al Padre. Si Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida, María es la compañera de camino, la consejera de verdades y la Madre de nuestra vida.

*Interpretación por "Ricchi e Poveri" de la canción "Mamma María", en español. 
Una de las canciones más populares de este grupo italiano.

¿Cuántas canciones y poemas se habrán dedicado a la Virgen María? ¿Y simplemente al nombre de María? A nuestra Madre le gusta que le cantemos. María es casi sinónimo de alegría. Y así, es el nombre para el que más canciones religiosas y profanas se han compuesto; también es cierto que debe ser el nombre más popular y difundido habido en la faz de la Tierra, pero el nombre de María será siempre alusivo primordialmente al de nuestra Santísima Madre celestial. No es un nombre cualquiera, como no lo es el de su Hijo, Jesús. Ambos son los nombres más especiales de mujer y varón. Los dos que hacen mención a aquellos dos a quien debemos rezar. Los dos nombres que tienen la llave del cielo.

La Iglesia venera de una manera especial a la Virgen. En las Sagradas Escrituras cumple un papel muy modesto, muy humilde. Y de su humildad precisamente es de lo que se da cuenta en ellas, por ser uno de sus atributos más identificativos. Ella misma lo dice en el Magnificat, como he detallado en la entrada anterior de este blog. Es precisamente su humildad la clave de la fijación de la mirada de Dios sobre ella para ser elegida para la misión que cumplió como Madre de Nuestro Salvador. Y es por esta predilección de Dios por ella, que la Iglesia le rinde especial tributo.

*El Santo Rosario es el rezo por excelencia de la Virgen María. Consiste en un recorrido por los veinte misterios, según la Iglesia, más representativos de la fe cristiana. 
Mientras se meditan los cinco misterios -gozosos, dolorosos, gloriosos o luminosos, según el día de la semana en que se reza, el orante recita más de medio centenar de Aves Marías y siete Padres Nuestros, entre otras oraciones.


Ella es la intercesora por excelencia del plan salvífico de Dios. Por su intercesión Dios vino al mundo, por su misma intercesión el Dios hecho hombre, Jesús, comenzó su ministerio, a hacer milagros y a proclamar la Buena Noticia del Reino de Dios, es decir, su vida pública, y por su misma intercesión (aunque esto no se explica en la Biblia) su Hijo llevó de la mejor manera posible la hora amarga de su Pasión y el cumplimiento de nuestra redención mediante su muerte en la Cruz, siendo considerada por los teólogos como nuestra corredentora. Es decir, la Virgen tiene una gracia especial que permitía que todo lo que su Hijo hizo pudiera haberse cumplido.

Por eso le debemos mucho a la Virgen María, porque, como toda buena madre, no hay nada que sea justo y bueno que niegue a sus hijos. Ella es Nuestra Madre.

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