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sábado, 29 de agosto de 2020

Ajedrez

UN DEPORTE MENTAL


Cuando pensamos acerca del deporte, solemos asociar dicha palabra a su aspecto físico, de ejercicio gimnástico o corporal para conservar o mejorar la condición física.

El concepto de "deporte" connota también el llamado "espíritu deportivo", el cual significa el ánimo o la intención del deportista a competir limpiamente, el llamado "juego limpio", y sobre todo, el respeto hacia el rival, respeto que ha de primar sobre el hecho del resultado de la competición, es decir, de ganar o perder. Este espíritu deportivo es fundamental para que una determinada competición sea calificada como deporte.

Pero volviendo al hecho mencionado al principio, el que asocia deporte con ejercicio corporal destinado a la conservación y mejora de la condición física. Frente a este concepto, tenemos cierto tipo de competiciones en los cuales no interviene dicha condición física, sino la intelectual o mental de manera exclusiva, como sucede en el milenario juego del ajedrez.

Un juego de tradición ancestral.

El predecesor de todos los juegos de la familia del ajedrez surgió presumiblemente en la India septentrional como juego para cuatro. Este ajedrez primitivo se conocería con el nombre de "chaturanga" en Persia, tras cuya conquista por los árabes continuaría desarrollándose siguiendo las expansiones islámicas.

Su invención se atribuye a un habitante de la India siglos antes de Cristo. Se trataba de una persona con sólidos conocimientos matemáticos, quien ideó el tablero de juego de 64 casillas (8x8) con su disposición alternativa en blanco y negro, y también inventaría la forma de mover de cada pieza y las reglas fundamentales del juego. 

*Disposición de las piezas sobre el tablero de ajedrez.

El juego llegó a conocer tal fama que llegó a ser conocido por el primer mandatario de la India en su tiempo, quien, al constatar la grandeza de la invención por sus grandes posibilidades combinatorias y la consistencia del juego que con tales reglas se podía llegar a desarrollar, no dudó en ofrecer a su inventor que le concedería aquello que le pidiera, hasta la mitad de su reino. Nuestro personaje rechazó tal oferta, diciendo al rey que se "conformaba" con la producción de grano resultante de multiplicar por dos sucesivamente por cada casilla, sesenta y tres veces, comenzando desde un solo grano en la primera casilla hasta llegar a la última. El rey, al escuchar esto de labios de nuestro protagonista, pensó que era muy conformista, y le parecía ridículo premiarle sólo son aquéllo; pero ante la insistencia del inventor accedió a ello. Cuando sus pajes procedieron a calcular el número de granos con que se había de galardonar a nuestro genio, y llegaron al resultado final, el rey indio quedó boquiabierto e incrédulo al ser informado de que debía obsequiarle con la la producción de grano en toda la India en el tiempo e ocho años (tuvo que cumplir su palabra y hacerlo, admirando y elogiando el ingenio de su súbdito). 

Posteriormente, el ajedrez se fue expandiendo por todo el imperio, en un principio por las castas altas de la sociedad. Paulatinamente fue calando en occidente, adquiriendo gran popularidad durante la Edad Media, popularidad que se ha mantenido hasta nuestros días.

Las piezas y sus movimientos.

El juego contiene un total de 32 piezas, 16 de cada color -blanco o negro- pertenecientes a cada uno de los dos jugadores. Al principio de la partida se echan suertes para ver quién llevará las de cada color. Corresponde el primer movimiento, el que abre cada partida, al jugador que lleva las blancas.

Las dieciséis piezas de cada color se distribuyen del modo siguiente:
  • 1 Rey
  • 1 Dama
  • 2 Alfiles
  • 2 Caballeros
  • 2 Torres
  • 8 peones
*Piezas blancas de ajedrez, ordenadas de mayor a menor tamaño (una pieza de cada tipo).

Los jugadores mueven una pieza o peón cada turno -con excepción de un tipo de movimiento especial, que se puede realizar o no sólo una vez en toda la partida: el enroque, que detallaré en su momento-.

Las piezas pueden moverse de la siguiente manera:
  • El Rey puede mover una casilla en cualquier dirección.
  • La Dama puede mover tantas casillas disponibles como haya en el tablero, según su posición, en cualquier dirección.
  • Los Alfiles se mueven diagonalmente, tantas casillas como haya disponibles -según su posición-.
  • Los Caballeros -también llamados vulgarmente "caballos"- son la única pieza que puede mover a la casilla destino independientemente de que haya otras piezas, propias o del adversario, situadas en casillas intermedias, pudiendo "saltar" por encima de ellas. Se mueve formando una "L" entre casilla origen y destino; esto es, desplazándose dos casillas horizontalmente y una verticalmente -o viceversa- desde la casilla de origen, hacia cualquier dirección posible.
  • Las Torres se pueden mover horizontal o verticalmente, tantas casillas como haya libres.
  • Los Peones tienen una gama de pequeños movimientos variable. Mueven normalmente una sola casilla hacia adelante (verticalmente), pero este movimiento cambia en las siguientes circunstancias: 

  • - Como primer movimiento desde su salida (primer movimiento de cada peón): pueden mover una -como siempre- pero también dos casillas, a voluntad del jugador.
    • - Para capturar pieza rival -vulgarmente "comer"-, mueven en sentido diagonal, una casilla, la inmediata a izquierda o derecha, siempre hacia adelante.
    • - Como respuesta inmediata a un movimiento de dos casillas por el movimiento inicial de un peón rival, puede "comer al paso"; esto es, hacer un movimiento de captura convencional pero cuya pieza capturada -siempre un peón, el que acaba de mover dos casillas- está sobre la casilla situada inmediatamente a izquierda o derecha del peón que mueve (cuya casilla destino está vacía, pero eliminando del tablero dicho peón rival).
    • - Pueden promocionar a cualquier otra pieza de su color. Esta promoción se efectúa al llegar un peón a la octava fila -la última suya, la primera del adversario- mediante un movimiento hacia adelante normal. Una vez promocionado, ese peón se convierte en la pieza elegida -cualquiera menos otro peón; normalmente la dama-, desplazándose a partir de ese momento como tal.

  • Como se ha advertido anteriormente, hay un tipo de movimiento especial, el llamado "enroque", en el cual se mueven dos piezas propias (en lugar de una sola). Este movimiento puede realizarse sólamente una vez en el transcurso de la partida. Consiste en mover el Rey dos casillas a izquierda o derecha desde su posición inicial en el tablero, cuando no hay otras piezas entre ésta y cualquiera de las dos torres. Una vez movido el Rey, la Torre del flanco -lado- hacia el cual se ha movido el monarca, se mueve en dirección a él hasta colocarse una casilla más allá. 

*Vídeo explicativo del movimiento "enroque".

El enroque, como se explica en el vídeo anterior, sólo se puede realizar cuando se reúnen ciertas condiciones, que son las siguientes:
  • Ambas piezas implicadas, el Rey y la Torre, deben no haber movido anteriormente en lo que vaya de partida. Ambas piezas deben estar situadas, por tanto, en su casilla de posición inicial.
  • No debe haber piezas propias ni contrarias entre ambas piezas.
  • El Rey no debe estar amenazado, o en "jaque".
  • Ni la casilla destino ni la intermedia en el movimiento del Rey deben estar amenazadas de jaque.
Objeto del juego.

El ajedrez es un juego ancestral que, como he mencionado, surgió en la Antigua India hace varios miles de años. Pero fue en la Edad Media y en Europa donde, al tiempo que se popularizó, evolucionó decisivamente en muchas de sus reglas y formas, de manera que el juego que hoy conocemos plasma exteriormente bastantes características de aquel milenio medieval, tan dado a los ejércitos, fortificaciones y caballerías (como se ha podido observar en el nombre de las piezas).

El objetivo del juego es, como se puede deducir, en demostrar sobre el tablero y mediante habilidades mentales que el ejército propio es capaz de derrotar al del contrario -como si de una batalla medieval se tratase-.Esto normalmente se consigue dando "jaque-mate" al rey enemigo, que consiste en amenazar al rey contrario con una pieza propia de manera que aquél no puede realizar ningún movimiento legal sobre el tablero (debido a que las posibles casillas de destino están también amenazadas por la misma o cualquier otra pieza rival, o bien están ya ocupadas por piezas propias, de manera que no hay huida posible). Cuando esto sucede, el jugador cuyo rey ha sufrido dicho jaque-mate, pierde inmediatamente la partida.

*Ejemplos de partidas ganadas por "jaque-mate" (los jaques-mate más rápidos en ajedrez).

A veces se llega a tal situación que es imposible dar "jaque-mate" por parte de ambos contendientes. La partida entonces se decide de una de las siguientes maneras:
  • - Por bloqueo: cuando en el turno de un jugador, sin estar en jaque, éste no puede realizar ningún movimiento legal. Cuando este bloqueo la sufre el Rey solo, sin más piezas propias, se denomina: "Ahogado". La partida termina entonces en "tablas", es decir, en empate.
  • - Por material insuficiente de ambos jugadores, siendo imposible que ninguno pueda dar jaque-mate. Así, también se producen tablas.
  • - Cuando, con material suficiente para poder dar jaque-mate, y quedándole solo el Rey al rival, el jugador que goza de tal superioridad no da el jaque-mate en un número determinado de turnos. En tal caso quedan en tablas.
  • - Cuando uno de los dos jugadores se rinde, por la propia convicción de no sentirse capaz de vencer o quedar en tablas, proclamándose por tanto el rival como vencedor.
  • - Cuando ambos jugadores pactan tablas.
  • - Cuando se agota el tiempo establecido de uno de los dos jugadores, proclamándose vencedor el adversario, siempre y cuando el material de éste en dicho momento no sea insuficiente para haber podido dar jaque-mate si el tiempo no hubiera expirado -en caso de que sí lo fuera, sería tablas-.
  • - Cuando uno de los jugadores infringe gravemente las normas actitudinales del juego, el juez o, en su defecto, los espectadores, pueden penalizarle con la descalificación, proclamándose automáticamente vencedor el oponente. 

Un pasatiempo universal.

El ajedrez es, probablemente, el juego de tablero más practicado en todo el mundo a lo largo de la historia. Se puede jugar "in situ", por dos jugadores que comparten tiempo y lugar. Con tiempo o sin él (existen diversos dispositivos para medir el tiempo diseñados con el fin de contabilizar el tiempo empleado por cada jugador en su turno). 

En casi todas las escuelas de educación obligatoria hay material ajedrecístico -tableros y piezas- para jugar por los alumnos en horas no lectivas. Es común y frecuente la organización de competiciones ajedrecísticas a a nivel escolar, así como de torneos a nivel aficionado local o regional para todas las edades -llevadas a cabo por los ayuntamientos u otras corporaciones políticas. Y por supuesto, a nivel estatal o nacional e internacional; de manera que existen ajedrecistas profesionales que se ganan la vida compitiendo a este juego (que como hemos dicho al principio, es un deporte). Algunos, como es el caso de los grandes maestros, llegan a tener renombre mundial, pudiendo quedar grabados para la historia, según su repercusión o impacto.

*Foto de dos grandes maestros del ajedrez de finales del siglo pasado, Gary Kasparov y Anatoli Karpov, ambos rusos. Compitiendo en una de las partidas que les enfrentó en su lucha por el campeonato del mundo a comienzos de la década de 1990. 
Sin duda, dos genios; los máximos exponentes del ajedrez de finales del siglo XX. Sus apellidos han quedado en la mentalidad colectiva contemporánea de "entre-siglos". 

En la prensa, en la sección de pasatiempos, muchas veces hay un espacio dedicado a la resolución por el lector de "problemas de ajedrez", mostrando un diagrama en que se representa el tablero y la posición determinada de las piezas sobre las casillas, con una leyenda de "blancas juegan y ganan", o "negras juegan y dan mate en tres",  blancas juegan y hacen tablas, etc. Los hay de diverso nivel de dificultad, pero generalmente no san nada fáciles (o por lo menos, a mí personalmente me costaban cierto tiempo de análisis para resolverlo, cosa que no siempre podía realizar).

Con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación audiovisual -Internet-, se ofrecen multitud de sitios web en los que cualquier aficionado puede registrarse y hacerse usuario para competir en partidas on-line con otros cybernautas aficionados a este deporte, en partidas individuales o incluso pequeños torneos y en las diferentes modalidades según el tiempo máximo disponible. También en Internet se puede uno asociar a clubes y participar con ellos en torneos regionales, estatales o internacionales.
En los hoteles, hostales, residencias, restaurantes, bares, así como centros juveniles o para determinados colectivos sociales y muchos otros tipos de lugares públicos, hay a disposición de los clientes, tableros y piezas de ajedrez, e incluso dispositivos para la medida del tiempo, destinados a su uso en tales locales.

La mayoría de los hogares de familias de condición media, en la actualidad, suele contar entre su repertorio de juegos de tablero, con uno de ajedrez.

Experiencia personal

Mis primeros recuerdos acerca de este apasionante hobby se remontan a mis 4 ó 5 años de edad. Mi hermano mayor, Pedro Miguel, trataba de enseñarme las reglas del juego con las fichas y el tablero de un juego de ajedrez que teníamos en casa y con el que alguna vez vi a alguno de mis hermanos jugar.
Era en la etapa de Torrijos. 

Ya en Benidorm, ese tablero y fichas todavía pervivieron, pero las escasas veces que jugué a este juego los primeros años de vivir en la pequeña ciudad mediterránea de los rascacielos, fueron con pequeños estuches contenedores de las fichas y que al abrirlos se desplegaban en pequeños tableros. 

Pero fue a partir de los 11 años, allá por 1990, jugando al ajedrez con un programa de mi ordenador monocromo, contra el propio Pc, la forma por la que me empecé a aficionar; sobre todo cuando a empecé a tener mi propio ordenador en mi habitación, a aquella edad, entre sexto y séptimo de E.G.B.

Ya a comienzos de aquel 7º de E.G.B., del que guardo bonitos recuerdos, empecé a jugar habitualmente con mi padre. Las fichas de aquel ajedrez torrijeño todavía las conservábamos (y aún las conservo, y son con las que juego cuando queremos echar una partida "in situ", como yo digo), pero para jugar con ellas tuvimos que manufacturar un tablero a base de cartón (de aquéllos que contenían el género con el que comerciaba mi padre) y rotuladores para dibujar las casillas de blanco y negro. Y tales piezas y tablero acartonado nos sirvieron para jugar bastantes veces antes de comprar otro tablero (de peor calidad que el torrijeño pero algo más grande de tamaño). Y con él y con aquéllas fueron con las que más partidas jugué y más me apasioné a este rico juego. Y ya no sólo con mi padre, sino también con mi hermano Jesús, que tanto se picaba entonces conmigo a este juego, pues con él aprendí básicamente y hasta poco antes él siempre solía ganarme sin demasiada dificultad y me daba lecciones. 

Pero a partir de mediados de aquel curso de 7º de E.G.B. el que empezó a dar lecciones tanto a padre como a hermano favorito fui yo. Y vaya si se las daba, en las tardes de fin de semana, a uno y a otro. Cómo disfrutaba yo aprendiendo aquel año, independientemente de que ganara o no, apreciando la belleza de las combinaciones, las aperturas, los jaques-mate, las clavadas, los dobles ataque de con los caballos, y más y más cosas que aprendí también, no sólo con la práctica, sino con la teoría de un buen libro didáctico de "Ajedrez Elemental", del italiano Bruce Pandolfini. Su lectura me resultó muy provechosa y grata cara a sentar mi base y buen entendimiento y apreciar más aún la belleza matemática de este bonito juego. Sí, verdaderamente fue este curso, a mis 12 años, aquel 1991, cuando empecé a saborear la belleza del ajedrez.


*Portada del libro "Ajedrez Moderno", de Bruce Pandolfini, con el que me sumergí apasionadamente en el aprendizaje del ajedrez.

En 8º, seguíamos jugando, sobre todo a partir del verano después del curso, aquel estío de 1992, el año de los grandes acontecimientos de la España contemporánea; el año del V centanario de la fundación de nuestra nación. Mi primo Javier se convirtió en el nuevo rival asiduo de las tardes de aquel y posteriores veranos en la terraza de nuestro chalet. También seguía jugando, por supuesto, con papá y Jesús, e incluso hacíamos torneos de cuatro... pero mi primo ha de reconocer que verdaderamente se picaba de una manera bastante infantil. Era evidente que no le hacía ninguna gracia perder con su primo ocho años más joven, cosa que casi siempre ocurría, y menos si había "espectadores" familiares. Pero entonces me pedía jugar otra, y si volvía a perder me pedía otra más, y así hasta que por fin conseguía ganarme una -aunque para ello necesitara recurrir a estrategias extradeportivas -por no decir  "anti"deportivas-. 

Volviendo a mi rival más asiduo, mi padre, es digno de mención el hecho de que entre aquel verano de 1992 y el de 1994, empleé un bloc de facturas que él me dió para anotar los movimientos de las partidas que echamos en aquel período de tiempo; casi todas ellas fueron encriptadas para la posteridad mediante el sistema internacional de anotación ajedrecística (no sé si habrá algún nombre preciso para definirla). Anotaba la fecha de cada partida, el color con que jugábamos cada uno, los movimientos efectuados en cada turno, el tiempo transcurrido en completar la partida y el resultado de la misma. Bauticé tal cuaderno con el nombre de: "las 50 partidas entre Papá y Jorge". Por supuesto, todavía lo conservo.

A partir de 1995 hubo un decaimiento en la frecuencia y el entusiasmo de nuestras partidas. Ya no jugaba yo con tanta motivación como antaño. Y mucho menos en años venideros. Con la entrada del nuevo milenio, prácticamente se disipó casi todo el atractivo y expectación que había suscitado en mí el ajedrez durante mi adolescencia.

Pero en 2015 hubo un resurgir de esta afición en mi vida. Mediante las nuevas tecnologías, en concreto Internet -¡cómo no!- empecé a "viciarme" jugando partidas e incluso pequeños torneos con otros jugadores a lo ancho del mundo, mediante el sitio web www.chess.com (el cuál dejo el enlace por si algún lector quiere visitarlo y echar alguna partidita... a lo mejor se encuentra conmigo mismo...). Realmente me envicié bastante. Durante unos cuatro años he jugado mucho, casi todos los días, a este pasatiempo. Durante mañana, tarde y noche. Muy absorbido; peligrosamente, casi, diría yo. No recomiendo una adición así a nadie. Y es que Internet seduce con su abanico de posibilidades cybernéticas y la posibilidad de hacer o ver lo que quieras con la instantaneidad de apretar una tecla. Mucho cuidadín.

De vez en cuando, aún juego al ajedrez mediante tal plataforma, pero no con la frecuencia e intensidad de hasta hace no mucho; comienzos de 2019, más o menos. Pero siempre me resulta atractivo ver la banderita de mi país junto a mi nombre en las listas de las clasificaciones de un torneo que otro. 

miércoles, 19 de agosto de 2020

Taquigrafía

EL ARTE DE LA "ESCRITURA VELOZ"

¿A quién no le daba tiempo a tomar los apuntes de clase porque el profesor explicaba un poco rápido? En mis tiempos de estudiante, yo a veces me presentaba con un magnetofón grabador y así poder recoger el sonido circundante en mi clase que, cuando el profesor hablaba, era prácticamente su voz lo único que destacaba y así poder ser escuchado cuando lo ponía a reproducir en casa.
Pero se dio el caso de que un gracioso me debió robar el magnetofón que hacia abril de 1993 llevé alguna vez a clase para realizar lo antes descrito. No volví a sacar cosas de mediano valor de casa a las aulas.

Un libro de F.P.

No precisamente por el motivo anterior, pero sí de gran utilidad para ello fue al comenzar el siguiente curso, 2º de BUP, teniendo curiosidad por saber y preguntarle a mi madre por aquel libro-manual de "sistema de escritura rápida" que ella me había enseñado años antes y que se había comprado para recordar lo que en sus tiempos ya sabía (mi madre tiene los dos diplomas de mecanografía y taquigrafía). 

Se trataba de un manual que, a finales de los 80, cuando mi madre lo compró, servía de libro de texto para el alumnado de F.P. No es que mi madre fuera ya a su edad a empezar a estudiar Formación Profesional; lo compró, como he mencionado arriba, para recordar y refrescar aquel conocimiento que adquirió en sus tiempos de formación. Y yo, al verlo por casa, con lo curioso que soy, lo eché un ligero vistazo y, al ver que se trataba de signos extraños que sustituían a letras y palabras, pensé, con mi mentalidad de unos 10 años: "¡Qué chulada, una escritura de signos extraños, un lenguaje extraño para abreviar la escritura...!, y le pregunté a mi madre de qué iba eso, y cómo es que lo había comprado si era un libro de F.P., contestándome lo que ya he dicho, su anhelo de recordar aquello.

*Libro de Taquigrafía para F.P. que mi madre compró, allá por 1989, para refescar lo que aprendió de joven, y el cual me sirvió a mí para aprender autodidácticamente este peculiar lenguaje de escritura.

Estuvo ella con el libro algunas semanas, pero pronto lo dejó de lado con otros de sus quehaceres domésticos y costura, patrones, pintura y otras de las muchas labores y aficiones a las que siempre le ha gustado dedicarse. De manera que aquel libro y la taquigrafía cayeron durante algunos años en el olvido, de mi madre y del mío. Hasta que, un buen día de finales de septiembre de 1993, alboreando ya el comienzo del curso académico 1993/94, me acordé de aquel libro misterioso por el calibre de su contenido, y un deseo juvenil de crear signos extraños y curiosos sustituyendo a la escritura convencional, haciéndola más breve, suscitó en mí el anhelo de poder encontrar aquel libro que me enseñó mi madre hacía algunos años. Ella me lo dio y yo empecé a apasionarme en su lectura y aprendizaje. 

Aprendizaje autodidacta.

Y disfruté mucho aprendiendo yo solito cómo eran los primeros signos taquigráficos, aquellos que representan vocales, luego las consonantes, y luego la formación de palabras y frases con ellos, con algunas supresiones de vocales que en determinados casos se debe hacer. Luego, ciertas consonantes, como las líquidas en tal posición, siempre deben suprimirse, ciertos diptongos también, etc. , de manera que, viendo como progresivamente, los signos que sustituían palabras se iban haciendo cada vez más breves, y por la paulatina asimilación de todo lo que iba aprendiendo y consolidando con los ejercicios y traducciones de pequeños textos escritos de revistas de casa, y cómo me iba familiarizando con ello y aprendiendo con buena base (se me da bien la observación, el descubrir similitudes y analogías, y sobre todo, con un gran afán por conocer y llegar a dominar este "idioma"), en las dos semanas previas al comienzo de aquel curso de 2º de BUP, en el que conocí por cierto a dos buenos amigos que mantengo a día de hoy (ambos tocayos, se llaman los dos Jesús y de los cuales hablo en la entrada dedicada a ellos en este blog), hube aprendido y más o menos asimilado bastante bien la primera de las tres partes de que constaba el manual (la parte más breve, introductoria, primeros signos y lo descrito anteriormente).

De manera que, al comenzar el curso de 2º de BUP, yo, entre clase y clase de los primeros días, llenaba algunas hojas de apuntes en sucio con ciertos "garabatos" (así podría parecer a primera vista), que no eran otra cosa que signos taquigráficos de palabras o frases que escuchaba de los profesores, o, simplemente, pensamientos personales. Así que no se hizo tardar el momento en que algunos de mis compañeros que se sentaban cerca de mí, se extrañara por tales garabatos con cierto tinte de idioma semítico -a muchos les parecía árabe, sobre todo en la época de la Universidad de Alicante, en cuya facultad de Filosofía y Letras se impartía la asignatura de tal idioma y la carrera filológica respectiva-.

Quienes me "pillaron" y se sorprendieron por tales "garabatos" enseguida me preguntaban qué era aquéllo, y yo les dije que se trataba de la llamada "Taquigrafía", un sistema para escribir o intentar escribir casi tan rápido como se habla, con la finalidad de captar discursos y conferencias o explicaciones de clase íntegramente, para su posterior interpretación y transcripción a limpio en casa. No les costó dar crédito a ello, pues no dudaban de mi palabra al decirles que lo estaba aprendiendo autodidácticamente, pues siempre me han tildado de "empollón" en el colegio e instituto, aunque realmente yo no era de estudiar mucho; a veces sí, pero más bien mi cualidad era la de comprender y asimilar de manera rápida y eficiente (no es que me quiera echar rosas, pero intento atenerme a la realidad).

El caso es que mis compañeros se maravillaban al descubrir tales signos y más aún, cuando me pedían que escribiese tal o cual cosa en taquigrafía o yo inmediatamente lo hiciera. Ante cierto escepticismo o duda que tuvieran de la veracidad de que lo que escribía en aquellos breves signos se correspondía con las frases que me pedían transcribir, yo les decía: "decidme al dictado tres o cuatro frases o ciertos fragmentos de texto de cierta extensión para que tome nota en taquigrafía, y a continuación os lo leo". Lo cual se repitió muchas veces a lo largo del curso, y cuando se lo leía y veían que correspondía con el texto dictado con escasísimos pequeños errores normalmente, entonces es cuando se solían quedar boquiabiertos y sorprendidos, con semblante alucinógeno.

Y así iban pasando las semanas de aquel curso 93/94. Los fines de semana me aprendía en casa tres lecciones del libro de Taquigrafía de mi madre, haciendo los ejercicios y prácticas correspondientes, y posteriormente, desde el lunes y durante toda la semana, a ratos, depende de la utilidad que podía tener según la asignatura, aplicaba lo aprendido en casa escribiendo lo que el profesor decía en este peculiar lenguaje. Era divertido y, a la vez, entretenido y útil; me agradaba mucho y deleitaba mi mente de apenas 15 años. Además, era la forma que tenía de "quedarme" con el personal de clase (no sólo los compañeros, pero alguna que otra vez algún profesor lo veía y me preguntaba qué era aquéllo).

¿Qué es la Taquigrafía?

Etimológicamente la palabra "Taquigrafía" quiere decir "escritura veloz" (del griego "taxos" -rápido, veloz-, y "graphos" -descripción, gráfico, grafía-.
Así pues, si "Mecanografía" significa "escritura mecánica", "Taquigrafía" significa "escritura rápida". Más allá de una simple aproximación etimológica, y según la definición que el manual con el que la aprendí ofrece en su introducción, "Taquigrafía" designa "el arte de escribir tan deprisa como se habla, por muy deprisa que se hable".

Es importante señalar que se trata de un sistema de transcripción fonética; esto es, sonora, de sonidos. Esto quiere decir que en taquigrafía lo que se representa por escrito son los sonidos que el taquígrafo escucha, y no los caracteres ortográficos de las palabras que escuche. Este primer matiz ya es algo que, como podemos intuír, favorece de primera mano la reducción escrita respecto a la escritura convencional (las haches no necesitan transcripción; ciertas consonantes trabadas a final de sílaba no necesitan transcripción como "lapsus", "rapto", "abrupto", "exacto", "actitud", "Héctor", "abdomen", "obtuso", "subterráneo", "elíptico", "adviento", "adyacente", "atlas"; las vocales o consonantes repetidas sucesivamente, sean de la misma palabra o no, pero seguidas en el discurso fónico; la "ch" es un solo signo, la "ll" también, etc.).

*Alfabeto taquigráfico martiniano.

Muchos idiomas, sobre todo los principales de europeos, tienen su propio sistema de taquigrafía. Por razones de la morfología y la fonética de cada idioma, cada uno precisa de un sistema propio, pues los grupos fonéticos usuales en cada idioma son caracterísiticos de cada uno de ellos, y por tanto, la necesidad de crear signos taquigráficos más o menos similares o diferenciados y sus agrupaciones, lo cual es trascendental para su aprendizaje y asimilación por el estudiante de esta disciplina, suscitan diferentes necesidades en la creación de cada sistema según su idioma.

Por ejemplo, en español, tenemos muchas palabras terminadas en aria, ario, ano, ana, al, ales, ada, ado, aba... Estas terminaciones tienen sus correspondientes signos taquigráficos, sin necesidad de transcribir fonema por fonema. Esto sólo puede hacerse con esos grupos de fonemas en nuestra lengua, pues en otro idioma, tales agrupaciones son infrecuentes o inexistentes, de manera que no precisan de un signo para ellas -pero en el nuestro son utilísimas-. Por eso, un sistema taquigráfico de un idioma concreto no es útil para captar y transcribir eficazmente los sonidos y agrupaciones sonoras frecuentes en otro idioma.

Taquigrafía española

La taquigrafía española expuesta en el manual con que yo la aprendí, es la inventada por Francisco de Paula Martí, Hay otros sistemas taquigráficos para nuestro idioma, pero sólo el martiniano es el que equivale a la denominación de Taquigrafía española. Decir Taquigrafía española equivale a decir taquigrafía martiniana, y viceversa. Esta identidad terminológica no se da en ninguno de los otros sistemas taquigráficos que se han aplicado a nuestro idioma.

En cuanto al método o forma de desarrollar y enseñar el sistema -con los naturales progresos, como todo invento, ha tenido desde su iniciación o nacimiento- es el "Método de F.Gómez", que por su valor intrínseco (más que por labor propagandística) ha logrado extraordinaria aceptación y difusión.

De la taquigrafía española o martiniana se ha dicho, por autorizados taquígrafos, que se encuentra hoy en España representada y contenida entre los polos Fco. de Paula Martí, el inventor, y Felipe Gómez, seguidor y continuador.

Rápido y grato proceso de autoaprendizaje.

Puedo decir que me sentí en su día y hoy me siento orgulloso de poder afirmar que aprendí a escribir en taquigrafía autodidácticamente en un tiempo meritorio (poco más de cuatro meses). Empecé hacia finales de octubre de aquel 93/94, y poco después de la vuelta a clase tras Navidad, sólo me quedaba algunas páginas del final, las cuales no terminé de aprender hasta casi final de curso, porque el libro se me extravió por casa sin ser capaz de encontrarlo hasta finales de abril si mal no recuerdo (cuando entonces lo llevé enseguida a clase para cumplir mi promesa a mi amigo Jesús González de enseñárselo en cuanto lo encontrara, si bien al final no le dedicó casi ninguna atención; tras el tiempo transcurrido, ya no le interesaba tanto el tema). 

Cada fin de semana, mientras en la salita de casa de Benidorm veía la tele los sábados por la mañana, aprendía dos o tres nuevas lecciones (y hacía los ejercicios prácticos correspondientes) y las repasaba y me aseguraba de asimilarlo todo bien. Y luego, especialmente durante la semana, en clase, aplicaba lo aprendido tomando nota, en este arte de escribir rápido, muchas de las explicaciones que los profesores nos daban, cuando de otra forma no me hubiera dado tiempo a hacerlo.

*Una página del libro de F.P. con el que aprendí taquigrafía martiniana, en la que se muestran varias líneas escritas en renglones pautados para este tipo de escritura. Es mi ejecución de un ejercicio, en que había -como en cada lección del libro- que escribir en taquigrafía un texto de la página precedente, con palabras con las que se pone en práctica lo nuevo aprendido en dicha lección.

Según pasaban las semanas, y tras ellos, los meses, iba teniendo cada vez más fluidez y seguridad y facilidad para aprender cosas nuevas, pues como todo lenguaje, éste tiene obviamente también sus correlaciones, analogías y sistematizaciones, de manera que el aprendizaje cada vez era más sencillo y gratificante. Verdaderamente, recuerdo que disfrutaba aprendiendo taquigrafía. Además, siempre me había atraído el hecho de inventar idiomas o más bien "códigos secretos" basados en sustituciones sistemáticas de letras por números, símbolos o por otras letras, y así poder crear mensajes haciéndoselos llegar al destinatario, que también conocía dicho código, y así podernos comunicar enviándonos mensajes que sólo yo y el otro podíamos emitir y descifrar. Había jugado de esta manera con mis hermanas Mari Carmen y María en casa -con Nata a esto no-, y alguna vez que otra también en el colegio con algún compañero.  

Aplicaciones posteriores y anécdotas

Después de aquel curso de 1993/94 (mi 2º de B.U.P.), seguí por supuesto aplicando la taquigrafía en cursos académicos posteriores, tanto del instituto como del conservatorio de Música. En 3º de BUP, el profesor de química me pilló tomando nota en un cochambroso papelucho a base de signos que parecían garabatos, pero cuando le ví con la mirada fija en ellos, le increpé en seguida "Tomo los apuntes en taquigrafía". Claro, él me preguntó: "Ah, sí?, ? y aquí qué dice? Su tono y mirada cambió cuando para su sorpresa le recité al dedillo las dos últimas frases de sus explicaciones antes del "parón".

Ya en C.O.U., era muy común el hecho de tomar casi todas las clases de Geología en taquigrafía (luego, claro, en casa me tocaba pasarlo a "cristiano"). También era común en clases de Historia del Arte en el Conservatorio de Alicante. Aquí me veía aún más forzado a utilizar este recurso. Algunos de los compañeros de clase se fijaron en mis notas desde sus asientos de detrás y me preguntaban con curiosidad que significaba aquéllo. "Es taquigrafía", les respondía, "un sistema para escribir tan rápido como se habla". Se quedaban sorprendidos, admirados y extrañados, dudando de llegar a creérselo del todo. Pero creo que terminaban convencidos. Años después, coincidiendo con alguno de ellos en clases de otras asignaturas del Conservatorio, me recordaban tales episodios de la "taquigrafía".

Pero donde más "furor" -empleando el término que me refirió un compañero- provocaron mis apuntes en taquigrafía, fue en la Universidad, en el curso 1996/97 (el único que asistí a clase regularmente, porque el siguiente después de febrero me vine abajo y opté por dejar la carrera de momento (no la volví a retomar). Aquel primer curso universitario, en plenas clases de latín, lingüística o lengua, un tal Miguel Ángel -creo que se llamaba aquel compañero- me decía que muchas chicas se quedaban estupefactas al descubrir mi forma de tomar apuntes. Otros, me preguntaban que si es que estaba haciendo la carrera de filología árabe y de paso tomaba los apuntes del resto de asignaturas troncales en ese idioma. Esto era lo más normal en la Universidad, el hacer pensar que aquellos signos eran escritura árabe. Luego, claro, me echaba a reír y les decía que no era árabe, sino que se trataba de taquigrafía, el arte de escribir tan deprisa como se habla, para que me diera tiempo a coger lo más posible de labios del profesor en clase aunque luego me tocara pasarlo a limpio en casa.

¡Ah!, se me olvidaba, también era eficaz a la hora de improvisar "chuletas" los minutos previos al examen, escribiendo en signos taquigráficos alrededor del pupitre en el que iba a examinarme. Esto lo hice tanto en COU como en la "Uni", creo recordar.

Aunque para ser sincero, lo que más me gustaba de todo era, aparte del proceso tan grato de aprendizaje autodidacta de la taquigrafía tal y como he señalado, que conseguía casi siempre "quedarme con la peña" allá donde hacía uso de ella. Esto ya me lo imaginaba, mientras lo aprendía en casa, que ocurriría el día que lo pusiera en práctica allá donde me vieran hacerlo -como así fue-; por eso, pensando en ese "quedarme con la peña" futuro, me resultaba tan gratificante aprender maquiavélicamente este misterioso lenguaje en casa... jajaja. Hombre no; estaba bromeando, no fue esa la principal razón de dicha gratitud, aunque creo que algo inconscientemente sí una de ellas. 


jueves, 6 de agosto de 2020

Astrología

Una pseudociencia

¿Qué es la astrología? Etimológicamente podríamos decir que la Astrología es la "ciencia de los astros" (del griego "asteros", estrella o astro, y "logos", razón, discurso o ciencia). Pero el caso es que la llamada "Astrología" no es ninguna ciencia en absoluto. Es más bien una recopilación de creencias y simbolismos basados en las constelaciones del Zodíaco, con cierta tradición, que establece ciertas analogías entre estas agrupaciones estelares y las características del animal del zodíaco que cada una de ellas representa, asociando cada signo zodiacal al período del año en que el Sol aparece en la constelación que dicho signo representa; de modo que a las personas nacidas en tal período (de más o menos un mes cada uno) son consideradas "nacidas" bajo tal signo. 

Se trata, pues, de una "pseudociencia"; una doctrina "falsamente llamada ciencia": una serie de creencias simbólicamente sistematizadas según las cuales los astros ejercen ciertas influencias en las personas, según la posición que aquellos ocupan en el firmamento en el momento de su nacimiento. Lo que por algunos es catalogado de ciencia no es realmente sino, a mi juicio y entender, una tradición filosófica y simbólica que emplea nombres de astros y constelaciones para dar explicaciones sobrenaturales acerca de los rasgos psicológicos de las personas, pero sin fundamento alguno, más que el de dichas asociaciones simbólicas y vagos ecos filosóficos adornando una mera superstición, cuyo fin es, como casi todo en esta vida, ganar dinero por los llamados "astrólogos", "adivinos" o "futurólogos" (a costa de la superstición de la gente que se lo cree). 

La superstición

Pero el caso es que todos, como imperfectas criaturas que somos, conscientemente o no, somos supersticiosos. Sin querer nos aferramos a nuestras propias creencias o manías ante ciertos estímulos que nos provocan una respuesta más o menos inmediata.

Yo de pequeño era muy supersticioso; ahora no, no en la forma como la que era entonces. Era una superstición tonta (como todas), pero que, visto ahora, eran cosas de niño. ¿Cuántas veces, después de haber conocido a alguien, le habré preguntado: "¿qué signo del horóscopo eres?"? o: ¿cuál es tu número de la suerte?. Hablar de favoritismos, gustos, tendencias e identificaciones personales siempre ha sido bastante constante en mí de pequeño, y creo que esto sucede en mayor o menor grado en todas las personas en su infancia. Incluso en los no tan niños, aunque siempre dependiendo de las circunstancias y el contexto de una conversación.

El Zodíaco y los signos del horóscopo

La sabiduría filosófica ancestral del mundo oriental, ha dado lugar a tratados como el "I Ching" -libro de las mutaciones- y al horóscopo chino -el cual se basa en doce signos correspondientes a doce animales, cada uno de los cuales rige a los nacidos un mismo año chino, de manera que su ciclo se completa cada doce años-. Este horóscopo me ha interesado mucho menos). 

La Astrología, tal como se conoce en el mundo occidental, se basa principalmente en los doce signos del horóscopo, cada uno de los cuales corresponde a los nacidos en el período aproximado de un mes, poco más o menos, durante el cual el Sol se alinea o aparece en el firmamento, desde el punto de vista de un observador terrestre, en una de las doce constelaciones llamadas "del Zodíaco" (nombre que hace referencia a que cada una de ellas está simbolizada normalmente por un animal, por la forma del dibujo que se puede trazar según las líneas imaginarias que unen las estrellas que forma cada constelación).


Así, tenemos doce signos zodiacales o "del horóscopo". Y su ciclo, por tanto, se competa en un año. Estos signos son, por orden, los siguientes, junto al período del año que rigen y el animal u otro ente que simbolizan:

ARIES                                 (del 21 de marzo al 20 de abril)                              Carnero
TAURO                               (del 21 de abril al 20 de mayo)                               Toro
GÉMINIS                            (del 21 de mayo al 20 de junio)                              Gemelos
CÁNCER                            (del 21 de junio al 20 de julio)                                Cangrejo
LEO                                     (del 21 de julio al 20 de agosto)                             León
VIRGO                                (del 21 de agosto al 20 de septiembre)                   Virgen
LIBRA                                 (del 21 de septiembre al 20 de octubre)                 Balanza
ESCORPIO                         (del 21 de octubre al 20 de noviembre)                  Escorpión
SAGITARIO                       (del 21 de noviembre al 20 de diciembre)              Centauro
CAPRICORNIO                 (del 21 de diciembre al 20 de enero)                      Cabra
ACUARIO                          (del 21 de enero al 20 de febrero)                           Acuario
PISCIS                                (del 21 de febrero al 20 de marzo)                          Peces


Correspondencias simbólicas

A continuación voy a exponer en una especie de cuadro sinóptico los simbolismos y relaciones que se establecen entre cada signo y determinadas características que cada uno de ellos rige.:

SIGNO           CASA      PARTE CORPORAL   NÚM(s)   (Imp./Rec.)    PAÍS        

Aries               Fuego      Cabeza, Mente              1               Impulsivo                                   
Tauro              Tierra       Garganta, Tráquea                         Receptivo      Finlandia
Géminis          Aire          Brazos                                           Impulsivo      Alemania
Cáncer            Agua        Corazón                        4               Receptivo      Irlanda
Leo                 Fuego       Pulmones                     1, 5            Impulsivo     Francia
Virgo              Tierra       Vientre, Pecho                                Receptivo     Suecia
Libra              Aire          Cintura                                           Impulsivo      Suiza
Escorpio         Agua        Genitales                                        Receptivo      
Sagitario         Fuego      Caderas, Muslos           5, 7            Impulsivo     España
Capricornio    Tierra       Rodillas                                          Receptivo    
Acuario          Aire          Pantorrilas, Gemelos                     Impulsivo    
Piscis             Agua         Pies                                                Receptivo      Israel

El ELEMENTO o CASA indica el elemento básico de la naturaleza (fuego, aire, agua o tierra) a la que cada signo pertenece. Los signos pertenecientes a un mismo elemento comparten determinadas características esenciales, y son más afines entre sí que con el resto de signos.

  • FUEGO: Aries. Leo y Sagitario. Son dinámicos, muy impulsivos, apasionados, expansivos, emprendedores, obstinados, ambiciosos, aventureros y entusiastas.
  • TIERRA: Tauro, Virgo y Capricornio. Son tranquilos, pacíficos, mansos, muy receptivos, perseverantes, tenaces, sinceros, confidentes, recesivos y tímidos.
  • AIRE: Géminis, Libra y Acuario. Son veloces, impulsivos, atléticos, amantes del deporte y la naturaleza, saludables y sanos, enérgicos, intelectuales y equilibrados.
  • AGUA: Cáncer, Escorpio y Piscis. Son misteriosos, receptivos, sensuales, amantes de la diversión y los amoríos, sensibles, influenciables, melancólicos y sentimentales. 

La PARTE CORPORAL indica aquella zona o parte del cuerpo humano en la que el signo al que rige destaca por su virtud o defecto. Es decir, las personas de un signo que rige tal parte corporal, son personas que destacan por el desarrollo o facultades debidas a dicha parte y, también, cuyas enfermedades o dolencias suelen deberse a defectos de la misma. Por ejemplo, un Aries, cuya parte corporal regente es la cabeza y la mente, destaca por su faceta intelectual, su razón, su pensamiento e ideas sobresalientes, pero a la vez, es susceptible de padecer cefaleas o cualquier tipo de trastorno o enfermedad mental o cerebral. Un Tauro, cuya parte regente es la garganta, podría sobresalir en la oratoria, canto o cualquier actividad en la que se emplee en especial la voz, pero a su vez es propenso a padecer afonía, dolor de garganta, nódulos, ronquera, etc.

El NÚMERO indica aquella cifra numérica que la cábala suele, por tradición, asociar por algún motivo que yo desconozco a las personas del signo al cual rige. Por ejemplo, un Leo, el "rey" del zodíaco -así como el león es el rey de la selva- suele asociarse indiscutiblemente al número 1. Los leo, según la astrológía zodiacal, suelen ser personas con espíritu de liderazgo, les gusta llevar el mando en cualquier actividad o empresa en que se embarcan, y que las cosas se lleven a cabo según su forma de pensar y su voluntad, esforzándose especialmente a que sea así. Les gusta, más que a cualquier otro, ser un campeón, un as, un número uno.

La IMPULSIVIDAD/RECEPTIVIDAD  indica la actitud predominante de tal signo en cuanto a si le gusta llevar la iniciativa o no. Un signo, en este aspecto, es, o bien impulsivo, o bien receptivo. A unos les gusta dar el primer paso, hacer preguntas, apelar, emitir mensajes, actuar, etc.; los otros, en cambio, tienden a estar a la defensiva, en actitud de espera, escuchar, observar, guardar silencio y, como mucho, sólo responder cuando es necesario, tanto verbalmente como en la manera de actuar. 

El PAÍS indica aquel que por su historia, tradicionalmente presenta rasgos característicos atribuidos a las personas, como si un país tuviera cierta personalidad; el "espíritu" de un país. Así, España se asocia a Sagitario, pues nuestra patria siempre ha tenido tintes de nación con espíritu expansivo y de conquista, como la saeta (flecha) del arquero o centauro (hombre-caballo) que representa a tal signo. 

Relaciones de afinidad entre signos

Basados en el elemento a que los signos pertenecen, se establecen lazos de afinidad y compatibilidad entre los doce signos; es decir, hay más o menos grado de probabilidad en establecerse un tipo de relación de amistad o amorosa entre dos individuos según el signo al que cada uno pertenece.

De esta manera, los tres signos que pertenecen a un mismo elemento tienen entre sí un grado de afinidad máximo; y tales signos comparten hacia los otros tres signos de la misma impulsividad/receptividad un 2º grado de afinidad, digamos "favorable" o "medio-alto". Los tres primeros signos comparten con los seis restantes (todos ellos de impulsividad/receptividad opuesta) un grado de afinidad negativo; es decir, "desfavorable" o "mínimo", según se trate del elemento parcial o totalmente opuesto.

Concretando, a continuación detallo las relaciones de afinidad predeterminadas entre las cuatro casas o elementos entre sí:

                    CASA  ------------  FUEGO           AIRE               AGUA             TIERRA
                          I
                          I
                    FUEGO                 Óptima            Favorable        Desfavorable    Pésima

                    AIRE                     Favorable        Óptima            Pésima              Desfavorable

                    AGUA                   Desfavorable   Pésima            Óptima             Favorable

                    TIERRA                Pésima             Desfavorable  Favorable         Óptima

Ascendente y Carta Astral

Obviamente, no sólo por la pertenencia a un determinado signo, todas las personas nacidas bajo la influencia del mismo, en cualquier momento del intervalo mensual que abarca, presentarán las mismas características, pues cabe pensar que un nacido a finales del período cubierto por Escorpio y otro nacido a comienzos del de Sagitario (signo que sucede inmediatamente al anterior) deberían ser más semejantes que dos del mismo signo, siendo uno de su comienzo y el otro de su final. La lógica nos dice que la proximidad en el tiempo entre dos personas es la que determina la variabilidad de carácter influenciado por los astros.

Y esa lógica es correcta. Por ello, hay otro parámetro a considerar además del momento del año en que se produce el nacimiento de un individuo para predecir su carácter y su destino, que es el llamado "Ascendente", el cual no es sino otro signo zodiacal determinado por la hora de nacimiento y el signo zodiacal solar -el signo del horóscopo propiamente dicho-. El ascendente, es el signo zodiacal atribuido a una persona según su hora concreta de nacimiento en función de su signo del zodíaco. Hay que consultar, para ello, ciertas tablas periódicas para la determinación del ascendente, si quieres saber cual es el tuyo.

De esta forma, conociendo signo del horóscopo y ascendente, ya son 144 (12x12) las diferentes concreciones astrales para cada persona según su nacimiento, pero estas determinaciones concretas siguen siendo muy relativas, dada la infinitud de posibilidades existente. Para tratar de precisar al máximo la influencia de los astros en el nacimiento de una persona, los astrólogos recurren a la definición personalizada de la "Carta Astral" del individuo interesado. El lector podrá deducir que la misma consiste en una representación de la configuración del panorama astral completo del firmamento, con la posición precisa del Sol y demás astros de nuestro sistema respecto a las constelaciones del zodíaco. 

Este "mapa" concreto del universo observable desde nuestro planeta en un preciso instante, según el nacimiento de un individuo, determina astrológicamente su predicción vital concreta y personalizada, su "carta astral", exclusiva para el preciso instante de su nacimiento. Ante esto, podríamos suponer que dos o más personas nacidas simultáneamente correrían la misma suerte en la vida, pero todos podemos obviar de antemano que esto no es así. Como nada en esta pseudociencia, carente de fundamento científico de mínima solidez alguno. 


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La Fé

A día de hoy, no tengo ninguna vana creencia ni superstición, más que rotundamente afirmo que es la fe en Dios, por medio de su Hijo Jesús, el que Salva, la única explicación no científica que atribuyo a mis circunstancias y la solución a mis problemas y superación de retos en mi vida. Insto a todo el que lee estas líneas a que compartan conmigo la gozosa convicción de que Jesús, el verdadero Hijo unigénito de Dios, es quien Salva de toda dominación espiritual maligna.

Todas tus dudas, problemas, enemistades, contratiempos, desventuras, tormentos y adversidades explicables o inexplicables tienen sólo solución en la Palabra, Doctrina y ejemplo de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre.

Tanto si tu vida va prósperamente como si va vacilante entre vientos tempestuosos, reconozco que mi Norte siempre es Él y animo a los que me lean a que reconozcan que el suyo también: Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida; la única vía de salvación, tanto en en esta vida como para alcanzar la Vida Eterna.