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martes, 22 de septiembre de 2020

Música Pop

LA MÚSICA DE FINAL DEL MILENIO


La "Música Clásica" del siglo XX

La música clásica como tal desapareció a comienzos del siglo pasado por las nuevas corrientes de pensamiento y estéticas que invadieron la mentalidad del mundo occidental -y prácticmente de todo el planeta- ligadas a los acontecimientos históricos que el mundo iba a experimentar: la gran guerra mundial -conocida después como "primera guerra mundial"-, que se extendió desde 1914 hasta 1917, y cuyas consecuencias provocarían a su vez la "segunda guerra mundial", de 1939 a 1945.

Estos acontecimientos histórico-políticos influyeron, como es lógico, en la sensibilidad de los artistas de los primeros años de siglo -hasta el estallido de aquella primera guerra global-, que palpaban el devenir político mundial, e inmersos en las ideas filosóficas que inundaron toda doctrina científica de su tiempo (basadas fundamentalmente en el relativismo universal), no pudieron sino producir obras artísticas en las que se cuestionaba todo canon o lógica en que se basaba el arte occidental desde el Renacimiento -que a su vez se basaba en los modelos griegos clásicos, y por ende, de toda la sabiduría que la historia nos había legado-.

En la música, como en el resto de manifestaciones artísticas, influyeron decisivamente las ideas científicas revolucionarias de Einstein que desembocarían en su famosa "ley general de le Relatividad" pocas años después de aquella primera gran guerra, de manera que se puede decir que la música clásica desapareció como tal con la nueva corriente del "Atonalismo" de Schöenberg, culminación de la paulatina degradación que los movimientos de finales del siglo XIX -Nacionalismo, Impresionismo...- supusieron con respecto a los cánones considerados desde 1600 como artísticamente legítimos.

El Atonalismo de Schönberg 

El Atonalismo, como se puede deducir por su nombre, es un nuevo estilo de hacer musical, propugnado por el austríaco Arnold Schönberg hacia 1910, que se caracteriza por la carencia total de la tonalidad: una obra musical no se compone sobre la base de un tono determinado, sino que todos los tonos tienen la misma importancia en esa obra. Para los atonalistas, toda la música clásica hasta entonces, basada en la tonalidad -es decir, que cualquier producción musical tiene un tono fundamental, su tónica, el cual determina las relaciones de los demás tonos de la escala entre sí en dicha obra- es como música "relativa": paralelamente a la idea de Einstein que evidencía que toda la ciencia de los siglos anteriores se basa en la relatividad de todas las coordenadas físicas -no son absolutas como se creía-, Schönberg postula que la música anterior también es relativa en cuanto que está sujeta a las determinaciones derivadas del tono concreto sobre el que una obra se compone. 

Apoyado en tal idea, que tiene cierta lógica, Schönberg propone que la música sería más absoluta o, en definitiva, más "pura", si las composiciones no estuvieran arraigadas a ninguna tonalidad. Pero en la práctica, esta idea no parece dar sus frutos, desde mi punto de vista personal, pues las obras que siguen tal principio parece como si se desvanecieran en un fondo abstracto, carente de determinación, sin ideas musicales melódicas definidas; sólo son perceptibles los motivos rítmicos -pues el tono es un factor que influye en los ámbitos melódico y armónico, pero no en el rítmico-. Tal es el forzoso resultado de querer prescindir de la tonalidad. Música absoluta, en mi opinión, no es; pero música abstracta, sí.

*Explicación audiovisual del fenómeno atonalista.

Mi forma de ver esto es que el Atonalismo -o Dodecafonismo (de doce sonidos de la escala cromática, los siete naturales de la escala más los cinco alterados entre tonos naturales)- supuso una música carente de sentido, completamente anárquica -sin jerarquía tonal de ningún tipo-, en la que se pierde todo color y sabor, sin definición melódica ni armónica; una música anonadada, sin alma, que no dice ni comunica nada, vacía y hueca, desvirtuada. Nada que ver con todo lo anterior en la historia de la música, ahora tachada de "relativa".

En su afán por buscar tanta innovación desde el final de la época romántica -mediados del siglo XIX- para llegar a una música más perfecta, lo único que se alcanzó fue -en mi opinión- ahogar la evolución de la música clásica: el compositor de las últimas décadas, hasta aquel 1914 en que se produjo el estallido del primer conflicto bélico global, ya no sabía cómo impresionar ni encontrar nuevas formas de hacer música sin recurrir a técnicas tan artificiosas que no hacían sino derribar sus fundamentos.

La música Popular.

Lo cierto es que la música clásica se encontró en una especie de "callejón sin salida" y, tras la guerra, en 1917, y a partir de entonces, toda innovación musical llamada "música clásica" se vio continuada por compositores que seguían "innovando", proponiendo nuevos estilos y formas de hacer música. Pero estas nuevas tendencias, cuanto menos extravagantes, no fueron seguidas más que por pequeñas minorías, pero no era la música que desde entonces y hasta nuestros días se "consume" por el gran público: la música que surgió en los jardines de París y salones de baile de Londres a finales del siglo XVIII -a raíz de los nuevos hábitos de la naciente clase media burguesa propiciada por la Revolución Industrial-.

*Música de jazz de los años 20 del siglo pasado.

Durante estos últimos cien años, más o menos, es decir, desde los felices años 20 del siglo pasado, y como derivación de aquella música mencionada surgida en París y Londres, fruto de los espectáctulos mezcla de música y ballet, la música que ha vivido la sociedad desde entonces es la llamada "Música popular". Apareció la música de salón, destinada fundamentalmente al entretenimiento y baile nocturnos y, un género característico fue el "jazz", en Nueva York, que más tarde dio lugar al Rock -mezcla de blues negro y country blanco-. Y ya en los años cincuenta, este Rock primigéneo, fusionado con la música desarrollada por la oleada de inmigrantes ingleses de aquella década en la ciudad de los rascacielos -la llamada "invasión británica"-, dio lugar al Pop, la música popular que desde entonces se ha venido cultivando y consumiendo por el gran público hasta hoy -gracias a los medios modernos de grabación (que originó la industria del disco) y de difusión (cine, radio y televisión)-.

Bien conocida y catalogada por cualquier persona de mi generación -nací en 1978- es la que se ha venido etiquetando como "música de los 80", en alusión a la década de un tipo de música pop que ha calado en el sentir popular de los ya últimos cuarenta años. Yo diría que la música pop de esta década representa la culminación en la historia de este género.

Por establecer marcos de referencia más allá de la mención de la década en la que muchos fuimos niños, se puede decir que hablamos de un tipo de música que coincide con la época de las cintas y aparatos reproductores de cassette (tras una emblemática época de los discos de vinilo), y unos años después con la aparición de los Compact Disc (C.D.), además de las nuevas técnicas de grabación y producción musical, especialmente los sintetizadores y el vídeo-clip.

Desde la aparición de este género "Pop" hasta esta década, dicho género lógicamente experimentó gran evolución, desde los Elvis Prestley, Bob Dylan, Beatles y Rolling Stones, pasando por multitud de cantantes y grupos musicales, hasta aquellos 80. Voy a hacer un brevísimo resumen de este desfile de artistas a lo largo de tres décadas -hasta finales de los ochenta- dividido en dos bloques: Pop español y Pop internacional. Me detendré especialmente, en el primero, con Mecano, y, en el segundo y de manera muy especial, con ABBA.

Pop español

El Pop surgió en nuestro país, evidentemente, por influencia de la música popular norteamericana y británica contemporánea de finales de los años 50, teniendo sus primeras manifestaciones en la denominada "canción ligera" (como fusión de la canción melódica anterior y el naciente pop). Multitud de artistas y grupos musicales de este tipo de canción se pusieron de moda a través de las verdaderas plataformas de lanzamiento de artistas noveles que han supuesto los "festivales de la canción", desde finales de los 50, cuyo exponente indudable en España ha sido el de Benidorm (en Italia, el de San Remo, y, a nivel internacional pero restringido al ámbito europeo -aunque siempre ha tenido y máxime tiene hoy en día, carácter y repercusión global-, el de Eurovisión). 

Cantantes como Raphael, Karina y Massiel pasaron por el festival europeo, mientras que Julio Iglesias participó tanto en Benidorm como en aquél, y el Dúo Dinámico lo hizo también en Eurovisión -en su calidad de compositores, consiguiendo el Gran Premio (Grand Prix) en 1968, con su archiconocido "La, la, la", interpretado por Massiel, si bien fue la canción fue originalmente concebida para ser defendida por Joan Manuel Serrat-.

Otra fuente de donde fueron poco a poco saliendo a la luz y cogiendo cuerpo nuevos músicos no ya de música ligera, sino de Pop, es en certámenes escolares de fin de curso en patios de centros docentes de Madrid y Barcelona. En estos "festivales musicales" de fin de curso se fueron dando a conocer durante aquellos 60, sobre todo, pequeños grupos musicales nacionales que aún no disponían de los suficientes fondos económicos para ir adquiriendo popularidad de otra manera. Tal es el caso de "Los Brincos", "Los Bravos" y otros.

Es también en la década de los 60 cuando aparece la llamada desde entonces "canción del verano". Con el boom turístico de sol y playa -los dos ingredientes que han hecho a nuestro país convertirse en uno de los destinos turísticos preferidos en todo el mundo-, los españoles empiezan a "animarse": las ciudades turísticas del litoral mediterráneo valenciano y catalán empiezan a convertirse en grandes zonas de inmigración, donde miles de familias procedentes de otras regiones llegan y se asientan en busca de trabajo orientado al sector terciario -el de "servicios"-.
 
*Canción de una popular "canción del verano" de principios de los años 70, de Fórmula V: "Eva Mª se fue".

Así es como nuestro país, desde entonces, ha basado su economía fundamentalmente en el turismo, de tal modo que se ha convertido y mantenido durante varias décadas entre las diez mayores potencias económicas del planeta. Y así es como, con este nuevo estilo de vida imperante, se originó y puso de moda esta llamada "canción del verano", con la que multitud de temas se han hecho muy populares durante todos estos años (canciones como: "Saca el güisqui, Cheli", "Eva María se fue", "Vamos a la playa", "Tractor amarillo", "Bomba"... y otras muchas han recibido este título).

Ya en los 70, aparecen otros artistas como Camilo Sesto, Nino Bravo, Peret, Mocedades, Jaime Morey, Cecilia, Jeannette... como cantantes y grupos de música ligera para los que un compositor, concertado por una determinada discográfica, crea y arregla una obra destinada a ser cantada por aquéllos. Algunos de ellos con canciones con las que fueron a Eurovisión -Peret, Mocedades, Morey-; otros fallecidos -Nino Bravo y Cecilia- en accidentes de carretera mientras se trasladaban de Madrid a otra ciudad -o viceversa- en sus affairs como artistas; otros provenientes del extranjero -Jeannette-, y otros cantando sus propias composiciones, los "cantautores" -como Camilo Sesto-. 

La canción de Mocedades en Eurovisión,"Eres Tú", de Juan Carlos Calderón -quien ha participado otras tres veces más posteriormente como compositor y director defendiendo a España en este certamen- destaca como una de las mejores que ha pasado por este gran evento musical anual de la música melódica y ligera, llegando al nº1 en las listas de éxitos más vendidos tanto en España como en el extranjero -como por ejemplo, en EE.UU.-.

Y así llegamos a nuestra querida década de los 80. En ella, han desfilado en el panorama de la música pop de nuestro país multitud de artistas -solistas y sobre todo grupos- que han marcado una época en la música popular española. Un núcleo fundamental de profusión de artistas, a comienzos de esta década, fue la llamada "movida madrileña", que dio lugar a nombres como "La Unión" y Alaska -y muchos más-. Otros nombres representativos de esta década son Los Secretos, Los Rebeldes, Danza Invisible, El Norte, Lokillo, Ramoncín, Miguel Bosé, Presuntos Implicados, Amistades Peligrosas, Cadillac, Hombres G, Álex y Cristina, Celtas Cortos, Dúo Pimpinella, Gabinete Caligari, Duncan-Dhu, Olé-Olé, Radio Futura, Seguridad Social, etc. Y sobre todo, un grupo que ha destacado por su repercusión y me ha atraído -a mí y a muchos- de manera especial por su peculiar estilo vocal y la originalidad de la letra y música de sus canciones: Mecano.

*Vídeo-clip oficial de la canción "Amante Bandido", de Miguel Bosé. Todo un clásico de una época y un carismático artista.


También hay que decir que en cuanto a la música ligera -fusión de la melódica y el pop-, florecieron en nuestro país grandes nombres como: Ana Belén, Gloria Lasso, Paloma San Basilio, Amaya Sáizar (con el grupo "Bravo") y Nina -estas tres últimas nos representaron en Eurovisión, con sus respectivas canciones (muy buenas las tres)-. 

Mecano

Este emblemático y peculiar grupo madrileño, formado por los hermanos José y Nacho Cano -compositores e instrumentistas- y Ana Torroja -cantante-, apareció a principios de esta década de los 80. En 1981  publicaron su primer álbum, con su tema principal "Hoy no me puedo levantar". En años posteriores publicaron sucesivos discos hasta 1991, cuando publicaron el último, "Aidalai", si bien en 1998 lanzaron uno más que, bajo el título de "Ana, Jose, Nacho", era una especie de recopilatorio de los mejores temas de los discos anteriores más algunos pocos nuevos inéditos. Este recopilatorio es el único disco que me compré -en cassette- de ellos, aunque tengo ahora -gracias a internet- su discografía completa cuyo álbum publicado en 1988, "Descanso Dominical", creo que es el mejor en cuanto a la calidad de sus temas o, al menos, mis preferidos.

Éste es, por supuesto, mi grupo de música pop español favorito. Los primeros temas que recuerdo de haber escuchado de este grupo desde pequeño son los clásicos "Hoy no me puedo levantar" (el primero del primer álbum, y que da además nombre a un famoso musical que se ha hecho de ellos), "Maquillaje" y "Me colé en una fiesta". Estas canciones y otras como "Haway, Bombay" y "Ay, qué pesado" las he conocido antes de que tuviera conocimiento de este grupo, de pequeño, de escucharlas por radio o cantar a otros. Particularmente, recuerdo también escuchar una noche al irme a la cama, desde un radio-cassette de mi hermana mientras yo me dormía, la de "Cruz de Navajas" -que, por cierto, es mi tema favorito de ellos-, también sin saber que se trataba de un grupo llamado Mecano. 

*Vídeo-clip oficial de la canción "Me colé en una fiesta" de Mecano, una de sus primeros y más recordados éxitos.

Otros de sus temas más exitosos han sido, además de los mencionados, los siguientes :  "Me cuesta tanto olvidarte", "Naturaleza Muerta", "Otro año más", "Mujer contra mujer", "7 de Septiembre", "Dalí", "No hay marcha en Nueva York", "Dalai Lama", "Barco a Venus", "La fuerza del destino", "Una rosa es una rosa", "Perdido en mi habitación" e "Hijo de la Luna".

Mi tema favorito de entre todos ellos, como ya he mencionado,  es: "Cruz de Navajas". Una canción con mucho simbolismo y metáforas muy curiosas, que retrata un asesinato por causa de celos amorosos. Una canción conmovedora, tanto por la letra como por la música.

Característico de Mecano son las letras de sus canciones; todas son muy descriptivas, con un lenguaje a veces más profundo y otras más satírico, pero siempre con un espíritu de la mentalidad juvenil -con ciertos tintes madrileños de la época en muchas de ellas-. Cada canción es todo un verdadero poema, con su métrica y rima bien cuidadas, lleno de figuras retóricas y juegos de palabras frecuentemente irónicos, y con símbolos y detalles que despiertan el interés del oyente de manera creciente según avanza la canción. 

Todo ello envuelto en una melodía muy acorde con la letra -música descriptiva-, y unas armonías, ritmos y, en definitiva, un conjunto sonoro muy efectista, que evoca con sutileza cada detalle de la letra y te sumerge en la atmósfera y el ambiente del mensaje y el espíritu que quiere transmitir cada canción.

Click aquí para acceder a la entrada "Jesús, Jorge, Jesús" de este blog, en la que dedico una parte a hablar de Mecano -y lo que representó para mí en el verano de 1998-, con enlaces a vídeos de canciones de este grupo.

Pop internacional

En la esfera internacional, el Pop ha imperado, desde finales de los años 50, como el tipo de música que más ha estado de moda a escala global. Musicalmente, la mentalidad de un habitante medio del mundo desarrollado del planeta ha estado orientada por la influencia de este tipo de música; por supuesto, gracias a los avances en los medios de difusión sonora y audiovisual -radio y TV-, lo cual ha propiciado la globalización de los gustos y tendencias originados y desarrollados en el ámbito anglosajón.

Estos avances tecnológicos -y no digamos los neotecnológicos de lo que va de siglo XXI- han hecho posible que el imperio que desde hace algo más de dos siglos domina el planeta haya podido influír "al unísono" -empleando un término musical- en cada rincón del mundo, más o menos desde el final de la 2ª guerra mundial, gracias a la propagación prácticamente inmediata que estos medios facilitan.

El Pop, como ya he señalado, surgió como evolución del rock que sufrió la influencia de la llamada "invasión británica" -oleada de músicos que invadió Nueva York a mediados de los 50-. De esta fusión del rock neoyorquino con las tendencias musicales británicas de la época, nació lo que conocemos como "música Pop", que continuó su evolución hasta culminar en la década de 1980. A partir de la entrada del último decenio de siglo -y milenio-, su incidencia empezó a desvanecerse. Ha seguido y sigue cultivándose, pero no de la forma en que floreció en aquellos mágicos 80, ni de lejos.

Elvis Prestley, el llamado "padre del rock", fue uno de los primeros cantantes también de pop. Ejemplos de ello son sus "Always on my mind" y "Falling in love", de las que se han hecho versiones posteriores -tres décadas después-.  También destacó a finales de los 50 Bob Dylan, con su "Blowing in the wind". Poco después, desde comienzos de los 60, los británicos Bee G's, un conjunto formado por tres jovencísimos hermanos -los Gibb-, empezaron a triunfar y siguieron cosechando éxitos durante más de cuatro décadas -hasta la muerte de Robin, poco después de 2010-. Las canciones que más me gustan de ellos son de los 80: "Juliet" (1983), "Boys do fall in love" (1984) y "You win again" (1987).

*Vídeo de la Tv británica en el que el grupo Bee G's, en sus comienzos, interpretan "Blowing in the wind", de Bob Dylan.


También a principios de los 60 irrumpieron dos grandes grupos: los "Rolling Stones" (cuyos dos de sus mayores éxitos fueron "Satisfaction" y "Angie") y, sobre todo, los "Beatles", cuatro jovenes hippies de Liverpool que arrasaron con multitud de temas que calaron en la sociedad juvenil hasta varias décadas después (algunos de sus más recordados temas son "Yesteraday", "Yellow Submarine" y "Let It Be").

Ya en los años 70, a principios de la década, surge un grupo emblemático que triunfó con más de 100 éxitos en 8 álbumes a lo largo de sus algo más de 10 años de existencia. Cantaban, por supuesto, en inglés, pero grabó versiones de sus mejores canciones en sueco -su idioma natal-, español y francés; y su música sigue  embelesando hoy a melómanos de todas las edades en todas partes del mundo, con canciones que no pasan de moda: el grupo sueco ABBA (del que hablaré, como anuncié, posteriormente de manera más detallada).

Y llegamos a los 80, mi década preferida, la de mi infancia. Como ya he dicho y repetido, es la época en que la música pop llega a su mejor expresión. Su música, pienso, personalmente, que pasará a la historia como "música clásica" del siglo XX.

Los 80 fueron unos años en los que se empezaba a palpar, a nivel global -aunque antes también, claro-, la cercanía de la consumación del segundo milenio de nuestra era. El cine, la TV, los libros, los noticiarios... la sociedad, en suma, daba testimonio de la expectación por la cercanía del año 2000. Parecía como un umbral temporal señalado por algo así como el apocalipsis; pero no dejaba de ser una ilusión, claro ("el día y la hora del fin de los tiempos, cuando el Hijo del Hombre volverá en su gloria con sus ángeles a juzgar a vivos y muertos, no lo conoce ni el Hijo, ni los ángeles; sólo el Padre" -estas palabras, en esencia, fueron pronunciadas por Jesús y están así o de manera similar recogidas en los Evangelios-).

El caso es que aquellos años ochenteros se hablaba mucho de avistamientos de OVNIs, posibles invasiones o incluso abducciones extraterrestres, y se hablaba de posible 3ª guerra mundial (la guerra fría todavía continuaba y no se anunció su fin hasta la Perestroika de Mijail Gorbachov en 1989, y tanto EE.UU. como la U.R.S.S. continuaban con su equipamiento armamentístico) y de, en definitiva, signos apocalípticos: eclipses, fenómenos celestes, guerras en muchas partes del mundo (Irán e Irak, las antiguas Yugoslavia e Unión Soviética -aunque éstas se produjeron más bien a comienzos de los 90-), revueltas, hambre en muchos países subdesarrollados, el cambio climático (que sigue preocupando mucho hoy día) y otros desastres que despertaban la alarma a nivel global.

En la música, las canciones reflejaban un espíritu soñador, que transportaba a una especie de más allá. Los temas eran, por supuesto, amorosos y juveniles. La música combina melodías pegadizas y evocadoras de sentimientos amorosos y sueños prometedores, anhelos juveniles de un futuro idílico. La armonía envuelve e intensifica esos sentimientos y evocaciones y el ritmo suele ser bastante movido, bailable (se pretendía conseguir éxitos discotequeros). Fue la época del auge de las discotecas y florecimiento del género "disco".

Artistas que produjeron grandes éxitos pop durante estos años fueron, por mencionar algunos: Mike Oldfield ("Moonlight Shadow"), Phil Collins ("Another day on Paradise"), A-HA ("Take on me"), Europe ("Final Countdown"), U.2. ("With or without you"), Laura Branigan ("Gloria"), Jennyfer Rush ("The Power of Love"), Irene Cara ("It's a feeling"), Pretenders, Bryan Adams, Limahl, F.R.David, Duran-Duran, Oasis, Umberto Tozzi, Franco Battiato, Romina y Albano, Johnny Logan, Katrina and the Waves, The Cars, Whitney Houston, Alphaville, Van Halen, Pink Floyd, Rick Astley, Pet Shop Boys, UB40...

*Vídeo recopilatorio de éxitos internacionales del pop de los años 80.

Aparte de todos los anteriores -por supuesto hay muchos más- , mención especial creo que merecen Elton John, Freddy Mercury, Michael Jackson, Tina Turner y Madonna.

La música de estos años caló profundamente en los jóvenes e incluso niños de entonces -como es mi caso-, permaneciendo hasta hoy en la memoria de toda una generación. Esta época ha sido considerada por muchos, desde entonces y hasta hoy, después de 40 años, como la mejor era musical de todos los tiempos.

ABBA

Como he señalado en el epígrafe anterior, este grupo sueco se originó a principios de los 70, dándose a conocer internacionalmente a raíz de su triunfo en el festival de Eurovisión, en 1974. Se trata de un cuarteto formado por dos parejas -que también lo eran personalmente- y cuyas iniciales forman la palabra hebrea que eligieron por nombre: Agneta, Benny, Bjorn y Anne-Frida (las dos parejas, por ese orden) = ABBA.

Como me ocurrió con Mecano, me familiaricé de niño con algunas de sus canciones mucho antes de saber que eran de ellos; no conocí el nombre del grupo ni la existencia del mismo hasta mi adolescencia. En 1995, me enteré de que en Eurovisión había participado y triunfado en 1974 un grupo de "música movida" con una canción de mucho ritmo -la cual había escuchado muchas veces-. Entonces fue cuando me interesó saber qué grupo era y el título de tal canción -si bien no lo averigüé hasta casi un año más tarde; no había internet aún, claro-. Se trataba de "Waterloo", la canción que en 2005, en el 50 aniversario del festival, fue elegida popularmente como la mejor en su historia. 

También me fui enterando, poco a poco, que eran de ellos otras canciones conocidas por mí, como "Chiquitita" y "Fernando"; y algunas otras. Y ya en 1999, me quedé bien enterado de la repercusión de este grupo y sus grandes canciones que habían tenido ecos en mí -y todos, en general, sin darnos cuenta-, con la aparición de su disco conmemorativo del 25 aniversario de aquel triunfo europeo, el disco "ABBA Gold" -el cual me compré sin dudarlo, además de un libro de partituras con el mismo nombre, las mismas canciones y presentado de la misma manera en la portada que la carátula del C.D.-. ABBA Gold recoge 19 de sus mayores éxitos, muchos de los cuales había escuchado antes sin saber que eran de ellos. Y es que las canciones de este grupo son así, las escuchas y se te quedan grabadas en la memoria como canciones "de toda la vida".

Son canciones dulces, tiernas y sentimentales, en las que el amor se enfoca desde variados puntos de vista -que dan lugar al título y letras de cada tema-, pero todas tienen un mensaje que cala en el alma y en el corazón. Sus letras son entrañables, graciosas y divertidas; tienen todas en común un algo característico que no sé definir muy bien, pero que les identifica inequívocamente, describiendo situaciones que casi todos hemos vivido o experimentado. 

La música suele ser muy pegadiza, con melodías que invitan a ser tarareadas, y que son fáciles de retener en la memoria. Algunas, las más lentas, parecen canciones de cuna, que parece que le hipnotizan a uno y extasían, e incluyo arrullan, y se quedan en tu mente. Otras son muy movidas y alegres, y pueden ser bailadas y puestas como telón de fondo en cualquier tipo de fiesta o celebración. Pero todas de carácter suave y progresión gradual, con armonía y desarrollo acórdico muy agradable. Las voces de Agneta y Anne-Frida confieren un timbre inconfundible a todas sus canciones, que son como dulces caramelos hechos música.

Algunas de las canciones de ABBA más recordadas son, además de las mencionadas: "Mamma Mía", "Super Trouper", "I have a dream", "The Winner takes it all", "Dancing Queen", "Thank you for the Music" (ésta es mi preferida) y, de manera general, cualquiera de los éxitos recogidos, 19 en total, en su mencionado álbum conmemorativo "ABBA Gold".

*Vídeo-clip oficial de la canción "Super Trouper", de ABBA.

Click aquí para acceder a la entrada dedicada a la música, en este blog, en la que hablo de esta forma de expresión artística y he posteado dos versiones del vídeo musical de mi canción favorita de este grupo: en inglés y en español ("Gracias por la Música").
  
Click aquí para acceder a la entrada titulada "Una madre", en este blog, la cual está encabezada por el vídeo musical de la canción "Mamma Mía" (de ABBA).


Una curiosidad que siempre me ha llamado la atención de este magnífico grupo es el significado y la relación entre su nombre, "ABBA", y uno de sus mayores éxitos, "Mamma Mia". ABBA es la palabra hebrea con la que Jesús se refería al Padre, a Dios, en vez de emplear la palabra "Dios" o "Jehová" -nombre castellanizado de "Yahvé", que es el nombre que se da a Dios en la Biblia hebrea, nuestro Antiguo Testamento-. Abba, en hebreo, significa "papá" o "papá y mamá"; es, como si dijéramos, la "fuente o emanación de la propia vida", expresado de una manera familiar.

En cuanto a "Mamma Mia", que todos sabemos que significa "Mi madre" o "Madre mía", es el título de la canción que da nombre al musical que hace unos diez años se hizo de este grupo. Es curioso que el nombre del grupo y el de su canción más emblemática, ABBA y Mamma Mia respectivamente, hagan alusión a Dios Padre y a nuestra Stma. Madre; "Papá" y "Mamá" -así lo interpreto yo-. Creo, por tanto, que la razón de esta causalidad -que no casualidad-, es el referente religioso en ambos casos.

Porque ABBA es casi, para mí, un grupo de música sagrado a preservar como oro en paño; todo un tesoro. Un fenómeno musical clásico del siglo XX. Creo que, según mi humilde opinión, podría pasar a la historia como "música clásica" del mismo -aunque la así llamada desapareciera como tal hace poco más de un siglo-.










sábado, 12 de septiembre de 2020

María

EL DULCE NOMBRE DE MARÍA 


Hoy, día 12 de Septiembre (del presente año 2020), celebramos -o deberíamos celebrar- una onomástica muy especial, la del dulce nombre de María, el de Nuestra Madre y Señora la bienaventurada y Santísima Virgen María.

Son muchos los días del año que el Santoral de la Iglesia Católica dedica a la Virgen María. Aparte del de su onomástica propiamente dicha, hay otros días, como por ejemplo el pasado día  ocho, en que celebrábamos su Natividad -tal sería, pues, el día de su cumpleaños, que por otra parte también lo es ese día el de mi sobrino Michael, a quien le comenté todo esto hace cuatro días cuando le llamamos para felicitarle-. 

Este mes de Septiembre dedica además, el próximo día 15, a la "Virgen de los Dolores", refiriéndose a los sufrimientos que, como Madre, debió unir a los de su Hijo Jesús para ayudarle a llevar a buen término su misión redentora a toda la humanidad. Por cierto, tal denominación tiene el centro de Educación Obligatoria en el cual cursé mi escolaridad de E.G.B. ("Nuestra Señora de los Dolores", en Benidorm).

Otras muchas más festividades son las que el calendario litúrgico dedica a Nuestra Madre, como por ejemplo, la inmediata anterior a la del pasado día 8, creo que es la del 22 de Agosto, día de Santa María Virgen y Reina (día que, por otra parte, ya puesto a señalar las coincidencias con otros cumpleaños de seres conocidos queridos, es también el del cumpleaños de una muy buena amiga y confidente mía, María Oliva, una chica además muy querida en Torrijos de manera general, sobretodo por su gran labor coordinando y llevando más que nadie la responsabilidad en el Coro de la Parroquia de nuestro pueblo). 

Y por supuesto, otras festividades como la dedicada a la Anunciación -a la que he dedicado una entrada en este blog- y otras, incluyendo todas las denominaciones particulares con que se invoca a Nuestra Señora, normalmente según los diversos lugares a los que se atribuyen sus apariciones o ha habido testimonio ocular directo de las mismas (como los dos más populares y cercanos geográficamente a nuestro país, las de Lourdes y Fátima).

Origen y significado


María es un nombre de origen hebreo, lengua de los israelitas de los tiempos bíblicos -y acuales-. La forma hebrea de la cual deriva el nombre María es la de "Myriam", y cuyo significado era el de excelsa. 

Desde los tiempos de María de Nazaret (la Madre de Jesús -y de todos los hombres-) y hasta la actualidad tiene el matiz, además, de Elegida por Dios o Amada de Dios.

Jesús y María


Sin duda, los dos nombres que más están en boca de todo cristiano son estos dos: el de Jesús -a cuyo nombre se inclina toda rodilla en el cielo, tierra y abismo-; este nombre, por supuesto, de una manera inigualable cualitativa y cuantitativamente, pues es el Nombre sobre todo nombre, el que tiene autoridad sobre toda potestad y dominación terrenal y celestial. Pero también, y de una manera muy especial, el de María, su Madre y la de todos los hombres. Es indescriptible, pero de una manera muy bonita, el suyo viene como a complementar y adornar el de su Hijo, pues todo lo que rodea  a Jesús está íntimamente relacionado con todo lo que rodea a María. Se suele decir que donde está Jesús está María, su Madre, nuestra Madre; sus huellas coinciden con las de Él.


Invocar a María significa, de una forma ligeramente indirecta, invocar a Jesús, así como rezar a María significa prácticamente rezar a Jesús. Si Jesús es el puente que une al hombre con Dios, María es el puente que une al hombre con Jesús: "A Dios por Jesús, y a Jesús por María".

Un libro que me ha hecho meditar mucho sobre esto que digo en los dos párrafos precedentes -sobre todo en el segundo- es "El Evangelio Secreto de la Virgen María". Yo díría además que, si la Biblia es el Libro ("Libro de libros") que el Espíritu Santo nos ha regalado para conocer a Dios, este Evangelio "de la Virgen María" es un bonito libro que el mismo Espíritu nos ha regalado para entender la vida de Jesús (culmen de la Historia de Salvación que nos ofrece la Biblia). Leer este libro es como escuchar de labios de Nuestra Madre todo el relato Bíblico mediante un ameno relato de la vida de su Hijo Jesús.

El Rosario es una muy bonita forma de rezar pronunciando -sobre todo si se hace en comunidad- el dulce nombre de Nuestra Madre (más de cien veces si se reza de manera completa), adornando, como si de frescas y aromáticas rosas se tratase, la meditación de cada uno de los cinco misterios de la vida de Jesús correspondientes al grupo -gozosos, luminosos, dolorosos o gloriosos- del día que se trate.  Ambos nombres, Jesús y María, se dicen una y dos veces respectivamente, por cada cuenta del Santo Rosario. Es un recorrido por la vida de Nuestro Señor y Salvador, rezando más de cincuenta Aves Marías y siete Padres Nuestros, recitando éstas y algunas otras oraciones mientras se medita y contempla tales episodios del itinerario salvífico de Nuestro Redentor.

Seguros estamos todos los cristianos que Jesús es el Nombre más pronunciado y más pensado sobre la faz de la Tierra; el nombre que más ha conmovido a las huestes celestiales para responder a nuestras oraciones. Pero creo que el nombre de María, casi siempre, lleva también implícito el de su Hijo, sobre todo cuando se trata de pedir consuelo, auxilio e intercesión. Si Jesús es el Médico del alma, María es la enfermera; así como Jesús es el Camino y María la compañera de viaje incondicional en el trayecto hacia la morada celestial.

*Oración - Invocación a María.

Proliferación del nombre de María

María es, indudablemente, el nombre más difundido -tanto masculino como femenino- en el planeta. Creo que es así, pero sabemos también que el nombre "Mohamed" (que significa "Mahoma") es muy difundido entre los musulmanes, siendo muy habitual que en los países de esta religión el varón primogénito lleve, por costumbre, este nombre. Pero también es cierto que por ejemplo en España, sabemos que todas las mujeres oficialmente anteponen a su nombre de pila el de María (no estoy del todo seguro de ello, pero he oído tal argumento en más de una ocasión, y pienso que es bastante probable).

También sin duda, es el nombre que más ha servido como motivo de inspiración -junto al de Jesús- para las obras de multitud de artistas a lo largo de 2000 años de historia hasta el día de hoy. Se trata del nombre de la mujer más evocada en la historia (así como el de su hijo ha sido y es -y estoy seguro que será siempre- el del hombre más evocado). Y esta "fama", por su puesto, no se la lleva el viento -como a las palabras-, sino que ha quedado plasmada e inmortalizada en multitud de cuadros, esculturas, canciones, poemas, escritos y documentos de todo tipo con el título del nombre que nos ocupa, el del Dulce Nombre de María.

*Ave María de Tomás Luis de Victoria (Canción coral renacentista).

Click en el siguiente reproductor para escuchar mi "Ave María" (compuesto por mí):




miércoles, 2 de septiembre de 2020

Tenis

MI DEPORTE FAVORITO

No soy una persona muy deportista; no me atrae especialmente el ejercicio físico, más bien todo lo contrario. Basta mencionar el hecho de que la educación física en la etapa escolar siempre fue mi personal escollo, la asignatura que siempre hubiera querido poder evitar (mis calificaciones en esta materia casi siempre eran de aprobado raspón).

Cuando mis compañeros jugaban a algún deporte en el recreo, yo no solía participar; ni futbito, ni baloncesto ni nada. Yo me iba a otra parte. Como mucho, durante el curso de 7º recuerdo jugar con Carlos Pena, mi mejor amigo entonces, a una especie de "tenis", pegando con la mano a una "pelota" de aluminio (de envolver el almuerzo que me preparaban en casa mis padres) sobre un reducidísimo área en un rincón del espacio de recreo disponible en el patio del colegio. 

Pero también es cierto, no obstante, que desde aquel curso, empecé a tomar clases de tenis semanales en el "Lope de Vega", el colegio que había cerca de mi casa (y en el que cursé 4º y 5º de EGB). No sólo allí, sino que por temporadas fui al complejo deportivo de "Foietes" a clases de este deporte para recién inicicados o con escasa experiencia. Y no sólo este deporte, sino que también por temporadas, más frecuentemente, he estado yendo a tal complejo deportivo y al colegio mencionados a sesiones de gimnasio varios días a la semana, y también a natación, en dicho colegio.

Tenis, natación y gimnasio, han sido, pues, los deportes a destacar que yo he practicado en mi vida (también, pero sin asistir a clases, he jugado bastante y sigo jugando a veces a tenis de mesa, ajedrez, bádminton, frontón y pádel. Los deportes de raqueta y el ajedrez han sido mis grandes aficiones deportivas, pero también, casi -aparte de la natación y el gimnasio-, los únicos que he practicado).

Deporte español: hacia Barcelona'92

Durante mi infancia, pero sobre todo desde que fuimos a vivir a Benidorm en 1985 y durante esos años de finales de dicha década y hasta el anhelado 1992 (año en que, desde 1986, se sabía que la ciudad Barcelona iba a ser sede de los JJ.OO.), el deporte era un campo en el que España estaba progresando y cuyo nombre aparecía de vez en cuando, pero cada vez con más frecuencia, en diversas especialidades, bien en equipo o bien representada por destacados deportistas individuales. El gobierno de nuestro país, animado por el empuje de la olimpiada que iba a albergar nuestro país, fomentó el deporte mediante programas y subvenciones especiales, de manera que desde aquella olimpiada hasta hoy, nuestro deporte experimentó un antes y un después. 

*Vídeo conmemorativo del 25 aniversario de la designación de Barcelona como ciudad que albergaría los Juegos Olímpicos de 1992.


En deportes de equipo, teníamos buena selección de baloncesto; pero también de balonmano y waterpolo (deportes en los que solíamos frecuentar buenas clasificaciones y varias veces podio en campeonatos europeos y mundiales).

En fútbol teníamos un buen combinado con una generación -conocida ahora como "la del Buitre", en alusión a Emilio Butragueño, el destacado delantero de la selección por entonces- que nos hizo soñar en México'86 (cuando estuvimos a punto de clasificarnos para semifinales). En 1982, los Mundiales de Fútbol se habían celebrado en nuestro país (España'82, con la mascota "Naranjito"), cita en la que no estuvimos muy finos, pero en diciembre de 1983 conseguimos un histórico 12-1 contra Malta, en el Benito Villamarín de Sevilla, que nos clasificó "por los pelos" para la Eurocopa del año siguiente en Francia'84, donde alcanzamos el subcampeonato (perdiendo en la final contra los anfitriones franceses y su Platini). 

En Hockey sobre patines hemos tenido siempre, no sólo en los 80, una buena selección que ha conseguido multitud de medallas tanto a nivel europeo como mundial, estando siempre entre las cuatro más galardonadas históricamente (junto a Italia, Portugal y Argentina). 

En cuanto a gestas individuales, teníamos a Severiano Ballesteros en golf, que consiguió gran renombre y popularidad nacional e internacional. En esquí a Blanca Fernández Ochoa (R.I.P., desde un año, más o menos). En natación, Martín López Zubero. 

Y en ciclismo, Pedro Delgado hacía memorables tours de Francia como el de 1987, en el que quedó segundo, estando a punto de ganar, lo que sí consiguió al año siguiente, en 1988 -hazaña que era la tercera vez que la lograba un ciclista español, en los casi cien años de historia de tal evento-; al año siguiente, 1989, fue tercero (cuarto en 1990, quinto en 1991 y sexto en 1992). En 1991, otro español, Miguel Induráin, del que sólo se esperaba ayudar a Delgado como integrante del mismo equipo -Banesto-, se impusó en la prueba gala y repitió triunfo las cuatro ediciones siguientes (siendo el primer ciclista en la historia, hasta entonces, que conseguía esos cinco títulos de forma consecutiva). Induráin saltó a la fama y se convirtió en el mejor deportista español de la historia (privilegio que hoy en día ostenta Rafael Nadal).

*Miguel Induráin en una escalada alpina histórica en la historia del Tour de Francia 
(año 1995, cuando consiguió su 5º Tour). 

En motor, teníamos a Jorge Martínez Aspar en 125 c.c, (creo recordar que ésta era su cilindrada), a Sito Pons (creo que en 250 c.c.), y a Ángel Nieto, desde los años 70 (no sé si era la de entonces 75 c.c.), consiguiendo su famoso "12+1" triunfos en otras tantas temporadas -hasta su momento, él fue el mejor deportista español de todos los tiempos-. 
También tuvimos otros campeones de motor como Carlos Cardús y Álex Crivillé (250 y 500 c.c.). Con todos ellos logramos, de vez en cuando, llevarnos alguna alegría (poca cosa con los grandes éxitos de las dos últimas décadas por tantos españoles que han destacado en motos -Pedrosa, Márquez, Gibernau, Bautista... y otros-, amén de Fernando Alonso en Fórmula 1).

También hay que mencionar a Carlos Sáinz, campeón varias veces del mundial de Ralleis, y a Jordi Tarrés, campeón muchas veces y casi de forma consecutiva de seis o más títulos mundiales de motos de "Trial".

Pero poco más teníamos entonces. Muy poco era en comparación con la gran potencia mundial en deportes que nuestra nación copa en nuestros días, ya bien entrado el siglo XXI. Y no es que fuera tan poco lo de entonces, es que hoy somos, como acabo de decir, una gran potencia mundial en el ámbito deportivo.

La plataforma de ese potencial que hoy ostentamos, la supuso, a mi juicio, y como ya dije en otra entrada de este blog, la organización de los JJ.OO. en Barcelona, en 1992. A partir de tal evento, en todas las citas olímpicas hemos cosechado muy buenas posiciones en sus medalleros, impensables antes de aquel 92. Y en las demás citas deportivas, también, por supuesto (mundiales y europeos de fútbol, baloncesto, balonmano, waterpolo, hochey hierba, Tours y Giros de ciclismo, Motor, etc. como he detallado en la entrada de este blog dedicada a España -click en el enlace para acceder-).

El Tenis

Hasta mis 10 años, el tenis me parecía un deporte aburridísimo y cuyas "reglas" no podía entender; simplemente porque no tenía paciencia de permanecer tres minutos ante la pantella de TV viendo una pista de tenis con dos jugadores que se pasaban una bola pegándola con una raqueta de uno a otro lado. No entendía la forma de puntuar ni los motivos por los que se contabilizaban los puntos a favor y, sobre todo, porque me desesperaba el ritmo lentísimo de juego y ver cómo el marcador se movía tan extraña y lentamente (acostumbrado como estaba a ver partidos de baloncesto, único deporte que me gustaba seguir durante mi infancia, especialmente a la selección española que, en aquellos años 80 con el entrenador Antonio Díaz Miguel, alcanzó altas cotas y medallas con una memorable generación de jugadores cuyo logro más emblemático fue la medalla de plata en los JJ.OO. de Los Ángeles en 1984).

Durante aquellos 8 ó 9 años de edad (alrededor de los JJ.OO. de Seúl en 1988), en cuanto al tenis, sólo me sentía muy ligeramente familiarizado con los nombres de Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal, que formaban pareja de dobles y alcanzaron la plata en aquellos JJ.OO. Mucho menos aunque quizá también oí el del hermano del primero, Javier, pero poco más,. Ah, bueno, sí: el de John Mc Enroe, más bien por su personalidad y carácter, que suscitaba cierto interés en mi casa por verle jugar, muy de vez en cuando, y comentarse de él sus malos modos y actitud hacia los jueces de silla. 

Arantxa Sánchez Vicario

El punto de inflexión que marcó Barcelona'92 para el deporte español en general, se adelantó ligeramente en el ámbito tenístico por un éxito inesperado, el de la joven de 17 años, Arantxa Sánchez Vicario, en el torneo de tierra batida de París, Roland Garros, uno de los cuatro grandes del año (los de Grand Slam) en este deporte. 

El 10 de junio de 1989 casi toda España debería estar, yo creo, frente a su aparato de TV viendo como, en un partido excepcional que se prolongó por casi 3 horas (cuando el año anterior, la rival de la española aquel día, la alemana Steffi Graf, número uno indiscutible del mundo, había barrido de la pista a su adversaria en 34 minutos dejándola a cero), Arantxa, la menor de los Sánchez Vicario, se proclamaba en la primera española que conseguía uno de estos grandes torneos y la más joven de éste en su historia.

Hasta ese día, como decía antes, este deporte me había parecido siempre aburridísimo e ininteligible, y yo lo rehuía siempre que lo veía en TV, cambiando de canal. Pero cuatro días antes, el martes 6 de junio, haciendo "zapping", vi una hermosa pista en la pantalla  pero antes de cambiar reparé en que se trataba de mujeres las que jugaban (normalmente siempre me había topado con partidos entre hombres), y además salía un marcador con la bandera española al lado del apellido de la jugadora, en este caso, el de "Sánchez" (que iba además ganando). El otro apellido era "Novotna". Y poco después, el partido estaba terminando, vi cómo la nuestra alzaba los brazos y se dirigía a la red. Arantxa acababa de ganar su partido de cuartos de final del torneo (yo no sabía que era tal ronda), por 6-2 y 6-2. Me alegré, cambié de canal y me olvidé.

Pero dos días después, el jueves día 8, vi otra vez la misma hermosa pista con el mismo apellido español y otro, el de "Fernández", también hispano aunque éste con la bandera de EE.UU. (pues la jugadora a la que representaba es de padre español, asturiano). Arantxa volvió a ganar su semifinal con idéntico resultado que el partido anterior. Me alegré, cambié de canal y me olvidé. Pero no por mucho tiempo nuevamente porque, otros dos días después, aquel día 10, sábado, me dispuse a encender el TV para amenizar un rato en familia, pues además teníamos visita, un sacerdote amigo que iba a comer con nosotros. Encendí y vi la misma hermosa pista de tenis, esta vez aún más hermosa, porque estaba llena de gente, casi todos franceses supongo, presenciando la final femenina de su gran torneo, Roland Garros; y vi otra vez el apellido "Sánchez" y el de "Graf" (junto a la bandera de Alemania), pero esta vez la española iba perdiendo 2-1 (el partido había comenzado hace poco). Me senté y nos pusimos a verlo.

Entonces, por lo que decían los comentaristas, me puse al corriente de todo. Era una final. De un torneo importante. En Francia. Hacía mucho tiempo que España no conseguía tener un representante, jugador o jugadora en un partido de tal calibre, y era la primera vez que una jugadora lo lograba en este torneo francés. La rival era la número uno del mundo desde hacía bastante tiempo (su presencia, su físico, su forma de moverse y su actitud delataban su superioridad). Según el comentarista hablaba y el partido iba avanzando, yo iba metiéndome en la situación y en lo que aquel partido representaba, y veía cómo la nuestra mostraba una actitud que invitaba a animarla porque, aparte de que Graf era claramente la favorita, parecía como si Arantxa sintiera que podía hacer algo más que cumplir con las expectativas. Por supuesto, ella iba a intentar ganar, o a no ponérselo fácil a su rival. Y una actitud muy especial en esta joven compatriota se notaba desde el primer momento, en cada punto.

*Resumen largo del partido más memorable en la carrera de Arantxa Sánchez Vicario, el que la enfrentó a la número 1 del mundo, la alemana Steffi Graf, en la final de Roland Garros de 1989.

Y el milagro ocurrió. Después de 2h. y 58' de juego, Arantxa se dejaba caer, con un gesto de victoria y el aplauso de miles de espectadores (amén de los millones tanto en España como en le extranjero que lo seguirían por TV), sobre la tierra batida de la pista central de Roland Garros, para celebrar que acababa de vencer a la mismísima y casi invencible número uno del tenis femenino desde hacía dos años (y que continuaría siéndolo por casi otros dos más), la alemana Steffi Graf.

A partir de ese día, me convertí en seguidor forofo de nuestra entonces joven tenista hasta el final de su carrera.

Un ferviente fan de Arantxa

Empecé a seguir las andadurías de Arantxa en su carrera deportiva. Pocas semanas después de su sorpresa en París, comenzaba en Londres el torneo de Wimbledon, sobre pista rápida de hierba. Y entonces me empecé a familiarizar con otros apellidos de jugadoras de tenis, como Navratilova, Evert, etc. Arantxa llegó hasta cuartos de final, en cuya ronda se enfrentaba de nueva a la alemana Graf, pero esta vez, Steffi mostró su mejor juego para derrotar a Arantxa en un partido que sólo tuvo historia en el primer set: 7-5 y 6-1, después de haber se desecho en octavos de Mónica Seles cediendo sólo un juego, y venciendo luego en semis a Evert por 6-2 y 6-1 y a Navratilova en la final en tres sets.

Poco a poco, a partir de aquel verano de 1989, iba familiarizándome con el mundo del tenis, especialmente el femenino. Aprendí bien las reglas del juego y todo lo concerniente a este deporte, desde su sistema de puntuación hasta los detalles más comunes de los rituales de los partidos de tenis y la forma de jugar, los distintos tipos de golpes, estadísticas y anécdotas a base de escuchar a comentaristas y seguir resultados de Arantxa y otras jugadoras o jugadores en los periódicos y en el Teletexto de TVE, aparte de los partidos que podía ver jugar por TV. Me fui aprendiendo los nombres y apellidos de multitud de jugadoras de la WTA (Women Tennis Asociation), la Asociación Internacional de jugadoras de Tenis, en especial las que se enfrentaban contra Arantxa.

Tal fue la afición al tenis que Arantxa suscitó en mí, que aprenderme nombres y más nombres de tenistas y archivar en mi memoria resultados de partidos de tenis se convirtió en una obsesión. Llegaba del colegio a casa y, habitualmente, lo primero que hacía después de dejar mi mochila con los libros en mi habitación era ir hacia el salón, coger el control remoto de TV y poner el teletexto en la sección deportiva para ver si había noticias de tenis, sobre todo cuando sabía que se estaba disputando algún torneo en que jugaba Arantxa (o Conchita, la otra gran jugadora de nuestro tenis de aquella época, tan sólo cuatro meses más joven que la primera).

Me familiaricé con el calendario anual de torneos de tenistas profesionales de élite a nivel internacional, los nombres de tenistas, actuales y de épocas pasadas, prestaba atención a todo lo que leía y escuchaba de los comentaristas en los partidos, me fijaba en el juego... en fin, una observación curiosa y apasionada que me llevó a ser un aficionado al tenis en general y de nuestra Arantxa en particular, llegando a tener una visión global de este deporte bastante amplia.

Las navidades de aquel año 1989, mi tía me regaló una raqueta buena de tenis, de cierta apreciada  marca, recomendada por mi prima Begoña. Y en su casa "El Olimpus", el gran chalet en el que ella y mis primos -sus hijos- vivían en aquella época, es donde empecé a jugar mis primeros partidos con alguno de mis hermanos o hermanas, o amigos, o mis primos mismos (pues allí, tenían una pista en la que ellos de vez en cuando jugaban, pues casi todos ellos habían sido formados tenísticamente. También había un buen espacio, contiguo a la pista, para jugar al frontón, donde me he pasado muchas más horas peloteando yo solo y aprendiendo a dar a la pelota y correr bien tras ella a cada golpe). Jugando y peloteando allí y en la pista del edificio de Leticia, amiga de mi hermana María y mía, es donde más he jugado libremente a este deporte, intentando recordar y poner en práctica tanto lo que me enseñaban en  mis clases como lo que yo observaba en los partidos que veía por la tele.

Arantxa y Conchita. 

Con Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez, el tenis femenino español ha tenido, indudablemente, la mejor representación con gran diferencia en su historia. Dos grandes tenistas de prácticamente la  misma edad triunfando simultáneamente y permaneciendo ambas largo tiempo en la élite mundial. Durante una década prácticamente entera, la de los años 90 del pasado siglo, estas dos heroínas estuvieron casi ininterrumpidamente entre las diez mejores raquetas femeninas del planeta.

*Partido de dobles decisivo, contra Suiza, tras el cual Arantxa y Conchita se proclamaron campeonas    -formando equipo con Magüi Serna y Vivi Ruano- de Copa Federación en 1998, consiguiendo el 5º título en esta competición para España.

Se puede decir que España fue la máxima potencia en el tenis femenino mundial durante aquella década. Nuestra nación, gracias a estas dos chicas, ha ganado cinco veces la "Copa Federación" (especie de Davis en categoría femenina). Nunca antes ni después de ellas hemos podido lograr tal premio una sóla vez. Por supuesto, fuimos el país más veces vencedor de esta competición durante aquel decenio (nos impusimos en las ediciones de los años 91, 93, 94, 95 y 98).

Arantxa ha ganado 4 títulos de Grand Slam (3 Roland Garros y un Open U.S.A.), y ha quedado finalista en otras ocho ocasiones. Conchita, por su parte, se llevó el de Wimbledon en el 94, quedando finalista en torneos de Grand Slam otras dos veces (una en el Open de Australia y la otra en París). Desde 1989 y creo que hasta el 2000, ambas han finalizado cada año entre las 16 mejores del mundo, lo cual les daba el derecho a participar en el torneo de Maestras del Tenis Mundial a final de cada temporada (el llamado "Masters"). Arantxa llegó a su final en 1993, y a semifinales por lo menos en 1989, llegando a la ronda de cuartos de final muchas más veces. Conchita llegó alguna vez a esa ronda, al menos en 1996.

El mejor momento en las carreras de estas dos  mujeres se produjo simultáneamente entre 1994 y 1996. En 1995, Arantxa llegó a ser número 1 del mundo, siendo Conchita a la vez 3ª (si bien al final de aquel año, Conchita terminó segunda en el ránking mientras que Arantxa acabó tercera; cosa extraña, que supuso que nuestra habitual número uno no lo fuera -aunque por breve período de tiempo, de pocos meses como mucho- desde 1985 u 86. El gran año de oro de nuestro tenis femenino fue, no obstante, el año anterior, en el que nuestras compatriotas -gracias también a la ausencia de Seles, alejada de la competición por cerca de dos años y medio- consiguieron alzarse con tres de los cuatro títulos de torneos de Grand Slam anuales (Arantxa ganó Roland Garros y Open U.S.A., mientras que Conchita lo hizo en Wimbledon).

*Click aquí para acceder a la entrada de mi blog de Poemas y Canciones dedicada a las tres tenistas españolas que han conseguido algún título de Grand Slam: "Arantxa, Conchita y Garbiñe".

En cuanto a los JJ.OO., nuestras dos tenistas lograron también importantes galardones: Arantxa dos platas (dobles -junto a Conchita- en Barcelona'92 e individual en Atlanta'96) y dos bronces (individual en Barcelona'92 y dobles -junto a Conchita- en Atlanta'96). Conchita, la plata y el bronce mencionados conseguidos con Arantxa y un tercer metal, su segunda plata (dobles -junto a Vivi Ruano- en Atenas'04). Arantxa ha confesado que su gran sueño frustrado es poder haber sido abanderada de España en una de las citas olímpicas en las que ha participado, especialmente después de haber conseguido sus cuatro medallas. Aparte de ello, en sus memorias, deja claro que siempre ha tenido gran motivación por competir representando a su país en unos Juegos, siendo un honor para ella, sobre todo, haber tenido la suerte de hacerlo en su país y en su ciudad natal, Barcelona.

Aquella época en que estas grandes jugadoras españolas estaban plenamente en competición, la época de comienzos de los 90, fue además, una era brillante en el tenis femenino. Muchos coinciden en afirmar que se trata de la era del tenis que más interés y seguidores suscitó en la historia de este deporte en categoría femenina. Grandes y emblemáticas tenistas, como Steffi Graf, Mónica Seles, Gabriela Sabatini, las hermanas Manuela, Katerina y Magdalena Maleeva, Jana Novotna, Mary Joe Fernández, Jennifer Capriati, Mary Pierce... amén de nuestras dos campeonas, amenizaron a los aficionados de este deporte con un juego a la vez técnico, vistoso, emocionante, y de calidad como nunca antes lo fue ni ha vuelto a ser después. 

Tenis masculino

A raíz del triunfo de Arantxa en el 89 en París, el tenis español pareció animarse y, aunque en cuanto a mujeres ellas dos siguieron sin mucha compañía compatriota hasta no mucho antes de finalizar la última década del siglo, surgió sin embargo un nutrido número de hombres que ampliaron notablemente el panorama tenístico español en categoría masculina. Se trata de una generación que, desde mediados de los 90, abrieron una era en nuestro tenis masculino que, hasta hace no mucho, se ha venido conociendo en todo el mundo del tenis como la de la "Armada Invencible". Jugadores de nuestra armada han sido Sergi Bruguera, Alberto Berasategui, Álex Corrteja, Carlos Moyà, Albert Costa, Carlos Costa, Juan Carlos Ferrero, y luego una nueva oleada liderada por nuestro mejor deportista de la historia de nuestro país: Rafael Nadal, junto a otras raquetas como David Ferrer, Feliciano López, Nicolás Almagro, Fernando Verdasco... y otros.

Durante unos 20 años o más, hemos tenido habitualmente unos diez o más tenistas entre los 100 mejores de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales), desde aquellos primeros triunfos en los 90.

Esta gran Armada ha arrollado en el panorama del tenis internacional, especialmente en tierra batida, la superficie en que han sobresalido tradicionalmente nuestros tenistas. Desde 1993, con el primer triunfo en Roland Garros de Bruguera, los españoles hemos vencido en el torneo parisino en la mayoría de  ediciones siguientes. Sólo Nadal, ha vencido allí doce veces -el mayor número de victorias  conseguida por un tenista en su historia, doblando al segundo que más veces lo ha hecho-: en 2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018 y 2019. Sergi Bruguera (1993 y 94), Carlos Moyà (1998), Albert Costa (2002) y Juan Carlos Ferrero (2003) completan el palmarés de españoles victoriosos en París desde aquel primer triunfo de Bruguera.

*Rafael Nadal emocionado mientras se escucha el himno de España en la pista central de Roland Garros, en París.

Tenis español en la actualidad

A día de hoy, no tenemos dos grandes tenistas como por aquel entonces, la época dorada del tenis femenino español, pero sí una, Garbiñe Muguruza, la cual ha vencido en dos ocasiones en un torneo de Grand Slam (Roland Garros en 2016 y Wimbledon en 2017). Ha quedado finalista también en otras dos ocasiones (Wimbledon 2015 y Open Australia 2020). Está muy bien, porque ha superado a una de aquéllas, Conchita Martínez, en número de títulos de este calibre logrados; así, podríamos decir que es la 2ª mejor tenista española de la historia (después de Arantxa). 

Garbiñe tiene nacionalidad española pero es de origen venezolano (padre vasco y madre de aquel país). Es una jugadora de bonito físico y estilo jugando. Hay que destacar que el tenis femenino de hoy en día no tiene la calidad ni la belleza del que se exhibía en aquella era dorada (tanto del tenis español o a nivel mundial general). Las jugadoras de ahora hacen gala de una gran potencia en su repertorio de golpes, y el juego es notariamente más rápido, pero no resulta tan grato para el espectador como el tipo de juego de aquel entonces. 

En 2017, Muguruza llegó a copar el número 1 en la WTA, al finalizar la temporada. Se dio el caso de que se produjo un doble número 1 simultáneo de España en la WTA y ATP, siendo ambas listas encabezadas por un española y una español, respectivamente, poco después de vencer Nadal en el Open USA aquel año. Fue la única vez que ha sucedido esto en la historia del tenis.

*Rafael Nadal y Garbiñe Muguruza, exhibiendo contentos la bandera de España simbolizando la hegemonía de nuestro tenis al término de 2017, siendo en ese momento (al que, por supuesto, esta foto pertenece) ambos nº1 del mundo en sus respectivas categorías masculina y femenina. 

Como he comentado antes, Rafael Nadal está considerado como el mejor deportista que ha tenido España en cualquier disciplina. Para muchos, es también el mejor tenista a nivel mundial en la historia de este deporte. Si tenemos en cuenta la cantidad de torneos ganados, especialmente los de tierra batida, creo que el español ha superado ya al anterior que ostentaba tal privilegio, el argentino Guillermo Vilas (me parece). En cuanto a torneos de Grand Slam, Nadal tiene 19 títulos. Es, después del suizo Roger Federer (todavía en activo también), con 20, el más galardonado con títulos "grandes". El serbio Novak Djokovic es, de los tenistas aún en activo, el que les sigue, con algunos menos. Federer, Nadal y Djokovic son los tres grandes jugadores de actualidad en el tenis masculino, si bien sus carreras están ya en su declive (no tanto la del serbio, que es algo, pero no mucho, más joven).

*Vídeo que muestra muchos de los grandes y más aplaudidos puntos jugados y ganados por Rafa Nadal en su carrera.

En Roland Garros, su torneo favorito (como el de la mayoría de los jugadores españoles, en general, por nuestro estilo de juego, que se adapta mejor a la pista lenta, resultando más factible nuestras victorias en tal tipo de superficie), ha vencido (como ya he señalado) en doce ocasiones. Una cantidad asombrosa. No sé si supera ya al australiano Rod Laver, quien, antes de la era open me parece, consiguió también un admirable número de títulos del Open de Australia (su país).

En el resto de torneos de Grand Slam, Nadal ha conseguido también al menos una victoria en cada uno de ellos (1 Open Australia, 2 Wimbledon y 4 Open USA). Creo que ningún jugador español, después de Manolo Santana, había conseguido más de un total de tres de estos grandes títulos. 

Arantxa y Rafa, quienes por un lado una marcó el origen de una era en el deporte español, y por otro lado el otro marcó la culminación, son pues, los dos más grandes tenistas españoles de todos los tiempos.